56. Aquellos días
Muchas tardes jugábamos a contar mentiras. Mi favorita era que alguna vez viviríamos juntos en esta casa. La tuya, que plantaríamos un árbol en el patio. Y observábamos largamente las estancias, imaginándonos en mil ocupaciones diarias y envejeciendo felices entre sus paredes, para luego mirar hacia afuera, donde al poco aparecía un olmo grande y frondoso bajo el que nos cobijábamos en verano, leyendo y conversando, y sobre cuyas ramas peladas cantaban los zorzales en invierno. Yo entonces cogía con fuerza tus manos, como si con ellas pudiera sujetar también el tiempo, porque solías proponer ese juego justo antes de marcharte.
Desde la misma ventana te veo pasar ahora cada tarde con tu familia. Tu marido te habla apretándote con ternura sobre su hombro mientras tus hijos, siempre andando rezagados, zarandean mi cancela y espantan a pedradas las currucas que habitan la maleza del jardín. Las hojas del olmo que nunca plantamos ocultan la vereda bajo un denso manto amarillo, y tus pies, avanzando de forma caprichosa, parecen juguetear con ellas.
Sueños disfrazados de mentiras en un relato que rezuma nostalgia y buenas letras.
Suerte, Enrique.
Abrazo.
Perfectamente expresado, Rafa; te compro ese «sueños disfrazados de mentiras», ;-). Muchas gracias.
Un abrazo y suerte para ti también.
Hay juegos que son, en realidad, deseos muy serios, mentiras disfrazadas de anhelos profundos. A pesar de que la realidad gusta de contradecirnos, algunas cosas sí se cumplen. Tu protagonista termina viviendo en la casa que imaginaba, pero lo que no podía sospechar entonces es que iba a servirle de doloroso mirador de una felicidad ajena que hubiera querido para sí, pero ha de conformarse con verla pasar por su puerta.
Nada más doloroso que querer y no poder, tener que sobrevivir bajo el estigma permanente de lo que podría haber sido y nunca será.
Un hermoso relato marcado por la añoranza, evocador de unos días en los que todo parecía posible, hasta que la realidad se encarga de imponer sus límites.
Un abrazo y suerte, Enrique
Poco que decir ante estos análisis tan certeros que haces, Ángel. Precisamente he usado como título el nombre de aquella canción porque me transmite todas esas cosas que tú tan bien has descrito. He querido, no obstante, que sus mentiras permanezcan en pie tal y como ambos las imaginaron como nexo entre ellos a pesar del paso del tiempo. Muchas gracias.
Un abrazo y suerte para ti también.
Hermosas mentiras que ocultan los verdaderos sueños, nunca realizados, dolorosos al enfrentarlos con la realidad del presente.
Excelente prosa, Enrique, llena de connotaciones y sugerencias.
Un fuerte abrazo.
Imaginar mentiras puede ser un justificado recurso cuando, por el motivo que sea, los sueños se nos antojan inalcanzables. Y hasta pueden constituir una conexión cómplice que mitigue algo ese inevitable dolor.
Muchas gracias, Carmen. Me alegra mucho tu opinión.
Un fuerte abrazo.
Querido amigo, más que mentiras, me parecen sueños que el tiempo se encarga de ajar y secar, para zarandearte después y dejarte claro que tú no mandas en tu vida…
Lo diré una y mil veces, tu forma de escribir sí es una promesa que se cumple uns y otra vez. Es una promesa que ya no hace falta hacer.
Felicidades!!!
Acabo de responderte en Facebook y lo hago ahora por aquí todavía abrumado por tu generosidad. Es cierto que no mandamos en nuestra vida. Podemos incluso ser conscientes de ello y, aun así, no querer renunciar a nuestros mayores anhelos por más que estos se nos muestren inalcanzables.
Muchas gracias por todo, Salva.
Un fuerte abrazo.
Excelente canto, puro y duro, al desamor.
Suerte y abrazo grande.
¡Muchas gracias, Rosy! Me encanta esa palabra (canto) para definir mi relato. Porque esa era mi actitud al escribirlo. El personaje no pide nada, solo expresa lo que siente.
Otro abrazo grande para ti.
Qué difícil expresar una opinión ante un nuevo relato de los tuyos, todo emoción y sentimiento! Ilusiones no cumplidas, mentiras imaginadas que se convierten en duras realidades… Felicitaciones y un abrazo.
Muchas gracias, Pepe. Si te he transmitido eso me doy por más que satisfecho. Siempre temo aburrir cuando me meto en estos asuntos.
Un fuerte abrazo.
Jugar y soñar, Enrique, y escribir y emocionar, llevas dobles parejas, por eso apuesto por tu relato. Mucha suerte. Un beso.
Muchas gracias, Paloma. Eres muy generosa dando cartas, ;-). Aprovecho para felicitarte por tu final anual de REC. Un verdadero privilegio. Besos.
Tan bonito como triste. Excelentemente escrito, como ya han señalado… Delicioso.
¡Suerte con él!
Besosss
Muchas gracias, Nuria. Con semejantes elogios ya me doy por premiado, ;-).
Besos para ti también.
Solo añadir !estupendo». Un beso.
Muchas gracias, Maite. Me alegra mucho tu opinión.
Besos.