19 TIC TAC
TIC TAC TIC TAC
¿Ilusión?
TIC TAC TIC TAC
¿Quién dijo esa palabra?
TIC TAC TIC TAC
¿Fuerza?
TIC TAC TIC TAC
¿Eso existe?
TIC TAC TIC TAC
¿Paz?
TIC TAC TIC TAC
Imposible.
TIC TAC TIC TAC
¿Futuro?
TIC TAC TIC TAC
No existe para mí.
TIC TAC TIC TAC
No tengo nada.
Ahora no soy nada.
Ni nadie.
Es el fondo.
Sin salida.
TIC TAC TIC TAC
¿Qué dices reloj?
TIC TAC TIC TAC
¿Me quieres decir algo?
TIC TAC TIC TAC
No. No hay salida para mí.
TIC TAC TIC TAC
O…
TIC TAC TIC TAC
¿Dices que sí?
TIC TAC TIC TAC
¿Puede que sí?
TIC TAC TIC TAC
¿Es posible que pueda seguir adelante?
TIC TAC TIC TAC
¿Merece la pena que empiece a caminar?
TIC TAC TIC TAC
Gracias Reloj.
Te hago caso.
Sonrío.
Me levanto.
TIC TAC TIQUITIC TAC
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Llevamos una vida acelerada, pero hay escasos momentos en los que parece que recapacitamos sobre ello. Al despertar, en esos instantes entre emprender una nueva jornada, con todas sus complicaciones, o continuar en un limbo de tranquilo reposo, tu protagonista se pregunta si tendrá fuerza y merecerá la pena el esfuerzo de ese primer paso. Mientras, ajeno e indiferente a lo que sucede en la cabeza del protagonista, el tiempo no se detiene por él ni por nadie. En esos momentos tal vez añoramos el vientre materno, del que nos costó salir, o quizá nos preparamos para el descanso eterno, quién sabe.
El caso es que has descrito el paso de la tranquilidad y el dulce abandono a la realidad, siempre exigente y activa.
Por otra parte, el diálogo hombre-Reloj (con mayúscula, señal de respeto), no es el típico de odio hacia el despertador un lunes por la mañana, por ejemplo, sino al contrario, es un motivador para que se incorpore a la vida. Mientras suene ese onomatopéyico tictac, acompasado con los latidos de su corazón, querrá decir que está vivo y ha de seguir adelante, pese a los instantes de bajón.
Un relato original en su presentación y con un trasfondo más profundo de lo que su aparente sencillez sugiere.
Un saludo y suerte, Pablo