73. Tócala otra vez, Sam (Javier Puchades)
Cuando el inspector llegó al escenario del crimen, la forense y su equipo llevaban horas procesándolo todo. Observó a los pies de la víctima un martillo y preguntó: «¿Es esa el arma?»
La forense contestó: «No. Pese al aspecto, no recibió ningún golpe. El cuerpo se encontraba desnudo y atado de pies y manos a esa silla. En la cabeza, tenía unos auriculares de gran tamaño sujetos con cinta americana, la misma con la que le habían tapado la boca. Fue un trabajo profesional. No encontramos huellas dactilares. El color amoratado del cadáver lo causó el estallido de los capilares, debido a un estrés nervioso prolongado y extremo. La muerte fue lenta, dolorosa. El asesino grabó una única canción, que sonaba en bucle a un volumen elevadísimo. Esa fue el arma asesina. Creemos que la tortura pudo durar unos tres días».
El inspector interrogó: «¿Qué música puede causar eso? ¿Hardcore? ¿Trap? ¿Heavy metal?»
—«No, inspector, algo más cruel. La víctima escuchó durante todo ese tiempo la ‘Macarena’, de Los del Río».
Como homenaje a la música, y como forma de comentario alternativo, quiero compartir con vosotros una canción que esté relacionada con algún aspecto de vuestros relatos. Espero que te guste la que he elegido para el tuyo (con un poquito de ironía).
BELLE AND SEBASTIAN- This is just a modern rock song
https://youtu.be/2cRA9K7PpH8
La música puede ser sinónimo de algo divino, un goce que no quisiéramos que terminase, o todo lo contrario, un auténtico infierno, mayor aún si viene impuesto. Las canciones del verano (la ‘Macarena’ lo fue) suelen degenerar de éxito popular a tortura impuesta, por suerte, son estacionales. Que me perdone si alguien lee esto y se siente ofendido, quizá es porque me hago mayor, pero añadiría a esa lista un tanto diabólica el reguetón y el rap.
Un relato diferente y, sobre todo, divertido.
Un abrazo, Javier
Enhorabuena, Javier, por tu gran sentido del humor y por sacarnos una sonrisa con tan buena historia. Con mucha maestría y con tus letras nos llevas en volandas hasta ese final inesperado.
Me ha encantado cómo lo has contado. Te deseo muchísima suerte.
Besos muy muy apretados.