28. TOLEDO
Amante de la novela histórica, con una imaginación desbordante y romántica, así esperaba ella conocer aquella ciudad con la que había soñado gracias a obras como La saga de los malditos o La mano de Fátima; sus páginas trasminaban vívidamente las escenas de aquellas gentes bullendo al ritmo de tres culturas y tres religiones diferentes en una convivencia difícil, como siempre, por motivos ajenos al vulgo.
Al apearse del tren ya se dio cuenta de lo monumental de la ciudad y enseguida, de lo difícil que es arrastrar las maletas por cuestas y adoquines… No tardó nada en percibir que el turismo había engullido el encanto de sus calles, ingentes grupos de japoneses siguiendo a un paraguas de color, móvil en mano fotografiando cada rincón, cruzándose con otros tantos grupos de turistas en pos de colores diferentes.
Seguramente las expectativas eran exageradas, pero es que un buen libro te invita a vivir inmerso en la historia que narra y ella había dibujado imágenes bellísimas que la realidad desdibujaba a golpe de ticket de entrada.
Preciosa ciudad, aunque la ciudad leída la superaba con creces, afortunadamente viajar con su pareja siempre añadía emociones a sus escapadas.
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A menudo la imginación dibuja una imagen más completa que la que se corresponde con la realidad, también más idealizada, por eso, en general, suele ser mejor una novela que la versión de la misma historia en el cine. Es lógica la decepción de tu protagonista entre sus expectativas previas y lo que luego se encuentra
El turismo accesible para todos altera la esencia de los lugares. No obstante, como bien se apunta al final, todo se sobrelleva con buena vompañía.
Un abrazo y suerte, Ana.
(Disculpa que el comenttario esté dividido en dos, lo he hecho con el móvil y se ve que se me fue el dedo)
Ay, si, cuánta razón llevas, Ana: entre las literatura, el cine y las revistas de viajes nos imaginamos lugares que, cuando al fin conocemos, nos desilusionan. Más aún con el turismo avasallador de hoy en día. Aunque tengo que decir que esto me causa cierta desazón, pues a mí también me gusta ser turista… en fin…
Un abrazo y suerte.
Tienes toda la razón, siempre se dice que el libro es mejor que la película, pero lo que ocurre a la protagonista es que las expectativas de su imaginación fueron exageradas, yo creo que le hacía falta un viaje en el tiempo y ahí las decepciones serían otras 😉, gracias cómo siempre por tu comentario Ángel.
A mí también me encanta ser turista, Rosalía, conocer lugares nuevos te aporta siempre experiencias nuevas, yo creo que es cuestión de actitud, si pones emoción y vas en buena compañía vives los lugares con intensidad.
Gracias por tu comentario, un abrazo