Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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10. Un día menos (Ángel Saiz Mora)

Aún no ha vuelto. Incapaz de conciliar el sueño, le esperará en ese hábitat caótico que es su cuarto, a sabiendas de que si la encuentra allí recibirá su rechazo. Toma asiento sobre el desordenado lecho, antes retira diversas prendas amontonadas, aparte de una pantalla estrecha, ventana a un mundo que ella no comprende, como tampoco a los sujetos melenudos, vagamente humanos, que pueblan las paredes. Le sobrevienen recuerdos de haberlo tenido en el vientre, de los primeros pasos de un ser adorable, tan opuesto a ese pequeño monstruo que la trata con incomprensible desdén.

Repite como un mantra que es una etapa inevitable. Rememora el día de su Primera Comunión, frente a ese rostro actual cuajado de acné y alfileres. Está a punto de echarse a llorar cuando aparece por la puerta. Esta vez no llueven insultos, aunque sí recibe su mirada de desagrado, a través de unos ojos enrojecidos que pronto la ignoran. Al poco, ya duerme profundamente. Aprovecha que no puede verla para cubrirle con la sábana. Ha leído que estos años rebeldes se terminan, que probablemente ambos recuperarán entonces una vía hacia el afecto. Sonríe, piensa que le queda un día menos.

 

55 Responses

  1. Ángel, que hemos hecho, hoy día es frecuente esos hijos monstruitos que tienen a sus padres al retortero.
    Pobre madre. Se han tenido que inventar al «hermano mayor».
    Un abrazo

    1. Ángel Saiz Mora

      Cierto, Epi, qué hemos hecho. Todos hemos sido adolescentes, cada cual con su dosis de rebeldía, si bien parece que hoy, cuando parece que la abundancia florece por todas partes, una actitud que en principio es natural muchas veces se enquista y radicaliza. Que vengan algún sociólogo y nos lo explique.
      Un abrazo y gracias por comentar

  2. Esperemos que ese monstruo sea perecedero, Ángel. Una visión muy buena por tu parte, has descrito la escena de la habitación de manera magistral y la tensión que va creciendo, incluso el miedo, llega de veras al lector. Magnífico, me ha gustado mucho. Abrazos para ti.

    1. Ángel Saiz Mora

      La pobre madre también espera que esa explosión hormonal que parece trastocarlo todo sea pasajera, de ahí su esperanza en «un día menos». Puestos a hablar de monstruos y de metamorfosis, está claro que no hay que viajar a otros planetas para encontrarlos.
      Muchas gracias, Belén, un abrazo fuerte

    1. Ángel Saiz Mora

      A mí también me gusta reírme, Lorenzo, de hecho, tú acabas de conseguir que lo haga con tu relato de este mes. En mi caso, me gusta dar una de cal y otra de arena, por eso de variar. En esta ocasión, una monstruo se ha metido por medio para hacer la cosa un poco más seria.
      Un abrazo, campeón

  3. Sergi Cambrils

    Piel de gallina, Ángel. Qué bien lo cuentas. Realmente esos son los verdaderos monstruos, porque no saben ver más allá de ellos mismos. Y que lástima me da la madre, dan ganas de abrazarla y animarla. Me haces pensar en la mía (y en todas). Me asalta una triste nostalgia, esa añoranza del ahora aún teniéndola siempre a mi lado. Su bondad infinita y ese cobijo que siempre están dispuestas a ofrecerte me deshacen. Tu relato araña en lo emocional.
    Me ha gustado mucho Ángel. Enhorabuena.

    1. Ángel Saiz Mora

      Egoísmo es la palabra que define al monstruo, quien al otro lado, como bien dices, encuentra una bondad infinita que seguramente no merece.
      Agradezco mucho tu comentario y, aunque ya lo sabes, aprovecho para reiterar cuánto disfruto con tus buenas letras.
      Gracias otra vez y un abrazo

  4. Virtudes

    Me he quedado sin palabras. De veras, porque me ha venido a la memoria una familia vecina. Afortunadamente (lo digo sin mala sangre) el chico murió de una sobredosis, y la madre jamás ha vuelto a tener un brazo o una pierna escayolada.

    1. Ángel Saiz Mora

      Es triste, pero la realidad a veces supera a la ficción, y esa etapa tan difícil, lejos de arreglarse, puede terminar en puro drama. El sufrimiento de una madre, en ese caso, debe ser inenarrable, aparte de la losa de sentirse indirectamente culpable sin serlo.
      Gracias, Virtudes. Un abrazo

  5. Beto Monte Ros

    Ángel, cala hondo tu relato. No importa que los hijos se le salgan de las manos, las madres nunca desisten en el empeño por recuperarlos. Otra demostración de buenas letras.
    Saludos.

    1. Ángel Saiz Mora

      No puede haber nadie más fiel y entregado que una madre, aunque haya engendrado un monstruito, en cuyo caso, se empleará todavía más a fondo.
      Muchas gracias, Beto. Un abrazo

  6. Reve Llyn

    Que visión más acertada, dura y real del tema de los monstruos. Menos mal que las hormonas pasan, y que las madres tienen una resistencia monstruosamente grande.

    1. Ángel Saiz Mora

      Tú lo has dicho, Reve. La esperanza que subyace tras tanta monstruosidad es que sea pasajera. Paralelamente, esas madres, que necesarias son.
      Un abrazo

  7. Mª Belén Mateos

    Crudo y real problema hoy en día. Hijos que van encerrándose en un egoísmo y una ira contra quien más le quiere, porque sabe que ella siempre estará a su lado y no la perderá, abusa de esa situación tan tremenda.
    Que bien has plasmado cada uno de los sentimientos de esa madre, su esperanza, el arroparlo…que tierna imagen.
    Precioso. un beso

    1. Ángel Saiz Mora

      Esas madres que aguantan carros y carretas, que ven como quien más quiere se transforma en alguien casi abominable, pero no por ello varían sus sentimientos ni su entrega, qué sería del mundo sin ellas.
      Muchas gracias, Belén.
      Un abrazo

  8. Towanda

    Hola, Ángel.
    Y menos mal que se pasa porque, de ser prolongado en el tiempo, no habría manera de soportarlo.
    Me gusta mucho el personaje de la madre, me encanta.
    Felicidades, por un texto delicioso.
    Besazos.

    1. Ángel Saiz Mora

      El saber que se trata de una anomalía pasajera es lo único que mantiene vivo, contra viento y marea, ese cariño casi incomprensible e inmerecido. No sabría decir quien es más protagonista en el relato, si la madre o el hijo, pero lo que está claro es que todos nos quedamos con ella.
      Muchas gracias por tus palabras y te envío mis abrazos

  9. Me parece un relato fantástico. A qué padres no se les habrá aparecido el fantasma de ese monstruo tantas veces… me parece exquisita la manera como le has dado forma a la idea, mezclando dureza y ternura. Eres muy bueno Ángel. Mucha suerte 🙂

    1. Ángel Saiz Mora

      Cuando leo algo escrito por un fuera de serie como tú no puedo evitar preguntarme: «¿Qué hago yo aquí después de esto?». Si sigo, y no exagero, es porque comentarios como el tuyo me animan a hacerlo.
      Muchas gracias, Juan Antonio. Un abrazo

  10. Carmen Cano

    Hola,Ángel. Qué maravilloso relato. Me ha encantado la tensión a la espera del monstruo, su comportamiento y el terror que inspira. La madre, con sus temores, su ternura y su esperanza está muy bien retratada. Y qué decir de la originalidad del tema de la adolescencia.
    Enhorabuena. Es un relato redondo, con un cierre perfecto.

    1. Ángel Saiz Mora

      Carmen, qué otra cosa puedo hacer que no sea expresar mi agradecimiento, de corazón, por tus amables palabras. Al tener que figurar un monstruo, al tiempo de incluir metamorfosis o cambios, se me vino a la cabeza la idea de un adolescente, alguien inmerso en un proceso tan difícil como, probablemente, necesario.
      Gracias otra vez y un abrazo

    1. Ángel Saiz Mora

      Tan reconocible como que. con unos u otros matices, nosotros también hemos sido así. Un personaje, por tanto, que puede repetirse, mientras que madre no hay más que una, por mucho que pueda parecer un papel estándar.
      Un abrazo y muchas gracias

  11. salvador esteve

    Ángel, creo que la madre quiere ver la rebeldía de la adolescencia, pero mucho me temo que en el fondo subyace el retrato de una sociedad que ha pasado de la tiranía de padres autoritarios a la tiranía de los hijos. Jóvenes que han creado necesidades ficticias con referencias de cartón piedra y demasiada información mal procesada. Muy, muy buen relato. Felicidades. Abrazos.

    1. Ángel Saiz Mora

      Estoy de acuerdo contigo, Salvador. Imbuida por su amor de madre, esa mujer no es capaz de ver desde fuera que esa rebeldía innata e inevitable, que ella también tuvo en su momento, debe de estar contaminada por algo más, unos elementos propios de estos tiempos y que tan bien sintetizas en un par de expresiones acertadas: «un mundo de cartón piedra», lleno de «demasiada información».
      Muchas gracias por tu acertado comentario y un abrazo

  12. Ton Pedraz

    Caray, al tener hijos, me pone los pelos de punta una historia como esta.
    Tu relato rezuma la angustia vital de esa madre que se ve superada como tal. Lo que lleva a preguntarnos: ¿Tan difícil es ser padre o madre?
    Gran historia, marcada con elevados tintes de actualidad. Enhorabuena.
    Te deseo mucha suerte.

    1. Ángel Saiz Mora

      Posiblemente nunca haya resultado sencillo ser padre o madre, pero quizá menos en estos tiempos de conceptos difusos y autoridad cuestionada. También tengo hijos, Ton, y a pesar de toda la entrega que creo les profeso y les debo, tengo la impresión de que muchas cosas se escapan, en tanto la realidad es demasiado compleja.
      Un saludo y muchas gracias por tu comentario

  13. Carles Quílez

    Estoy bastante de acuerdo con Salvador. Me temo que el problema no es una adolescencia más o menos rebelde, pues el desdén que tu señalas va más allá y denota algo más grave y triste.

    En fin, querido Ángel, has construido una buena historia con un buen texto y con tu sello personal.

    Saludos.

    1. Ángel Saiz Mora

      Lo cierto es que Salvador ha puesto el dedo en la llaga, al alumbrar las posibles causas externas como foco que alimenta un conflicto que, como bien dices, «va más allá».
      Agradezco mucho la visita y tus amables palabras, Carles.
      Un abrazo

  14. Un monstruo diferente, traído por un mensajero diferente. Ángel, eres un cirujano. Con naturalidad, nos dejas «espejos» (a veces «charcos» o viceversa, como en 50 P.), donde vemos reflejados interminables conflictos, pero especialmente los conflictos psicológicos, que son los más difíciles de percibir y de ofrecer. Unido todo ello a una prosa fácil y perfectamente construida…
    Un placer leerte. Un abrazo

    1. Ángel Saiz Mora

      A pesar de ser un importante motor que impulsa nuestros actos, solemos pasar por alto la motivación psicológica, presente hasta en el más nimio de nuestros detalles. Me doy por satisfecho si en algún momento consigo poner un poco de manifiesto ese modo de operar invisible que parece alimentarlo todo.
      Por lo demás, si hay que hablar de placer y lectura hay que tener en cuenta tu nombre y apellidos.
      Gracias por tus palabras. Luis. Un abrazo

    1. Ángel Saiz Mora

      Blanca, tú siempre tan atenta. Me alegro de que te haya gustado esta clase de «monstruito», bastante habitual por otra parte, pero no por ello menos terrible. Desde luego, pobres madres, que siempre son las que más sufren.
      Muchas gracias y un abrazo fuerte

  15. Pavada de metamorfosis la que nos narrás, ÁNGEL…¡Y pensar que ese «monstruo» con la cara cuajada de acné y alfileres alguna vez fue un bebito de cutis rozagante!
    Me da mucha pena esa mamá, no me gustaría estar en tus zapatos; pero lo que sí me gusta es cómo fuiste diciendo sin decir y describiendo sin nombrar a ese monstruo que todos, piercings más, piercings menos, alguna vez fuimos.

    Una etapa bestial la adolescencia, realmente.

    Cariños,
    Mariángeles

    1. Ángel Saiz Mora

      Lo has dicho muy bien, todos hemos sido ese monstruo, con unos detalles u otros, cosa que en su momento no sabemos ver, por supuesto. A mí me encantan los niños pequeños, parece que yo también les gusto a ellos, pero cuando empieza la adolescencia, esa metamorfosis necesaria, todo cambia, de forma necesaria y natural, sí, pero no a mejor, y es inevitable quedarse perplejo ante la imagen reciente de un tierno infante y el ser en el que se transforma.
      Muchas gracias por tu comentario, Mariángeles. Un abrazo

  16. Modes Lobato Marcos

    Cómo decía mi añorado y sabio abuelo…UNA HOSTIA A TIEMPO QUITA MUCHAS TONTERIAS.

    Y encima exigirá la propina pa fundirla en litronas y porros,
    Y querrá la cena en la mesa el puto pajillero.
    Y montará la de Dios es Cristo si no le compran las zapatillas de moda (sí, esas que en dos días apestarán toda la casa, porque cuidao que te salió guarro el niñato).
    Y repetirá el mantra de…Ay,ay, yo no pedí nacer…
    Y te llamará LA VIEJA, aunque solo tienes cuarenta y pocos años y eres una milf la mar de potente.
    Y…bueno, que le guste el heavy no me parece mal(peor sería que le molara Melendi).

    Repito, un sopapo a tiempo y que aprendan el significado de la palabra NO, evitaría mucho hijoputismo puber.

    Pues nada, querida, llama al HERMANO MAYOR o mételo de peón en una obra.

    Angelito, oye, que lo has clavado, macho.
    Que muy bueno lo tuyo.

    (Ah, y espera que en breve querrá una moto.
    Ummm…se avecinan tiempos difíciles.
    No seas tonta, comprate una escopeta y posta lobera, veras que risas…)

    1. Ángel Saiz Mora

      Sí que era sabio tu abuelo. En tiempos pretéritos, aunque bastante recientes, no había psicólogos, ni manuales, adolescentes sí, esos siempre ha habido, pero las cosas se llevaban de otra manera. ¿Era mejor o peor que ahora? Pues como suele suceder, ni una cosa ni otra, ni aquello ni esto. Dichoso término medio, qué escurridizo que es. Lo de la moto si que sería el infierno absoluto, porque seguro que el angelito le quitaría el silenciador.
      De inmediato paso a transmitir a la madre del relato tus atinadas sugerencias, que seguro que van a resultarle de utilidad. Los carteles de Heavy Metal se los dejamos, alguna concesión habrá que hacer.
      Muchas gracias por la visita y más por los consejos, te recomendaré gustoso a otras personas en la misma situación. De esta te sacas un sobresueldo, te lo digo yo, tiembla «Hermano mayor».
      Un abrazo, artista

    1. Ángel Saiz Mora

      Intentaré creerte si me lo pides, pero a cambio de que tú creas también que el placer es mío por tu comentario, y más aún cada vez que tengo ocasión de ponerme delante de tus buenísimas letras.
      Un abrazo, Rosy. Mil gracias.

  17. Isabel

    Muy bonito! Y, muchas veces la paternidad o maternidad es así de dura. Y no comprendes cómo ha llegado ese momento.
    Ojalá siempre pasen.

    1. Ángel Saiz Mora

      Desde luego no es un periodo fácil, y hay veces en las que esa dificultad puede llegar a ser extrema. También se dice que nuestra sociedad genera adolescentes eternos, personas que no llegan a madurar, acostumbradas a tener todo, que no dejan de exigir y no saben luchar; espero que no sea el caso del personaje de este relato, y cada día quede uno menos para que ese estado arduo y conflictivo, para él y los demás, pase cuanto antes.
      Gracias por comentar y un saludo

  18. María José Escudero

    Una etapa muy difícil la adolescencia. Esa habitación que nos describes es la proyección del estado en que se encuentra esa cabeza. Ellos también sufren, se sienten muy descolocados , pero nunca debemos consentir llegar a ciertos extremos. La educación, como dicen por ahí arriba, es la base de toda relación. Hay un momento en esa etapa que algo se rompe y se sufre. Sin embargo, en circunstancias normales, es solo cuestión de tiempo que regrese la conexión.
    Me parece un excelente relato,. Nos haces llegar la angustia de esa madre y demuestra que el tema da para mucho . Un placer leerte, como siempre. Mucha suerte.

    1. Ángel Saiz Mora

      Es una etapa en la que todo cambia de forma radical y un tanto caótica, y has incidido muy bien en el detalle de que ellos también sufren. Su habitación es su mundo, efectivamente, decorada de una manera determinada que, seguro, con el tiempo cambiará, igual que ellos.
      A mí me gusta leerte a ti, has aportado mucho con tu comentario y yo te lo agradezco infinito.
      Un abrazo

  19. El amor de las madres. Siempre recordando lo mejor de sus hijos: esperando que mejoren, que se convierta en un hombres o mujer «de bien». Dando amor sin esperar nada. Excusando, comprendiendo, perdonando a su pequeño… monstruo.

    Un abrazooo, Ángel

    1. Ángel Saiz Mora

      Una persona no puede reemplazar a otra, todos somos diferentes, pero la relación con un amigo, por ejemplo, puede no ser muy distinta a la que tenemos con otro, algo que no sucede con las madres, ellas son únicas, en su forma de querer sin límites y en la de darse por completo sin pedir nada.
      Muchas gracias por tu amable comentario, Amparo.
      Un abrazo

  20. Maía Jesús Briones

    Amor de madre, esperando siempre la «vuelta» del hijo, a cualquier realidad.
    Lo has expresado impecablemente en esta tierna historia.
    Saludos

    1. Ángel Saiz Mora

      Las madres, esos seres indispensables que, si no existieran, habría que inventar, que tanto necesitamos y que echamos de menos cuando ya no están.
      Muchas gracias por pasarte por aquí, María Jesús. Saludos

  21. Ángel Saiz Mora

    Nunca hay que bajar esa guardia, Juan, si la descendencia se tuerce que no sea porque no se han puesto los medios. Como bien dices, hay que batallar por ellos para que no se devoren a sí mismos. Yo espero que el personaje de mi relato, paradigma de otros adolescentes reales, sólo sea un monstruo literario y que supere esa etapa por su bien y el de su entorno
    Un abrazo y muchas gracias por tu comentario.

  22. María Cotero

    Hola, apreciado caballero. Lo primero, quiero felicitarte una vez más por este estupendo relato, donde tratas con delicadeza el delicado tema de la violencia juvenil, bien sea en actos o en palabras.
    Creo que, aunque la agresividad es algo innata en algunos casos, en la mayoría responde a la frustración que sufren muchos de ellos al tener un futuro incierto, bien sea por fracaso escolar o por la falta de empleo.
    Lo triste es que su rabia la suelen descargar sobre el más débil: su madre.
    El Amor más perfecto es el que la madre profesa al hijo. Y este Amor es la mejor medicina para curar el alma juvenil. Lo digo por experiencia. Un saludo.

    1. Ángel Saiz Mora

      Hola, María
      Ese futuro incierto al que aludes es un mal de nuestro tiempo, una verdadera epidemia que afecta a lo mejor que tenemos, la fuerza joven, para infectarles de hastío y otras reacciones adversas. Al menos, el protagonista de ese relato, sepa o no apreciarlo, tiene a su madre, como bien dices, «la mejor medicina».
      Un saludo y muchas gracias por pasarte

  23. Así es y debe ser, lo has contado muy bien. Es una etapa dura para los padres pero necesarias para lo hijos (dicen) mal que nos pese y que la memoria nos ha hecho olvidar. Relato muy visual con esa madre en espera y ese conflicto que debe darle tiempo. Para reflexionar. Suerte.

    1. Ángel Saiz Mora

      Creo que tu comentario no puede resumir mejor todos los posibles aspectos del relato. Como bien dices, una etapa dura y necesaria a la que hay que darle tiempo.
      Muchas gracias por pasarte.
      Un abrazo, Javier

  24. Lola Pacheco

    Qué bien cuentas, Ángel. Ha sido un mes complicado y hasta ahora no me he puesto a leer, y me estoy encontrando que, con un tema tan propicio para sumergirse en la fantasía, resulta que los peores monstruos son los que nos encontramos en el mundo real. El tuyo es de los peores, y te lo digo como un halago. 😀
    Un abrazo y suerte.

  25. Ángel Saiz Mora

    Qué me vas a contar a mí de meses complicados. Llevo semanas sin participar en concursos que me gustaría. El tiempo sí que es un monstruo, porque amanece el día y promete, pero luego nos sisa por todas partes.
    Muchísimas gracias por pasarte, Lola, eres genial
    Un abrazo

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