12. Un gran paso para la humanidad (Aurora Rapún Mombiela)
Llueve, el día es gris, mejor. Se calza las botas de goma amarillas y la gabardina a juego, no necesita paraguas, desea mojarse. La sonrisa no se le ha borrado de la cara desde que ha sabido que hoy sí, que hoy por fin.
Con una mano sujeta la bolsa morada y besa a su madre mientras esta le abre la puerta.
Un paso más y estará fuera.
Nada más pisar la acera, salta y grita. Una viandante se para para observarla, sonriente.
Recorre los cien metros que la separan del contenedor y tira dentro la basura. Vuelve corriendo, como si hubiera hecho algo indebido.
Su madre la recibe con los brazos abiertos y vuelven a entrar en casa.
Hoy es el primer día en que los niños pueden salir a la calle desde que empezó la pandemia. La foto de ese momento permanecerá durante mucho tiempo como fondo de pantalla.
«Hoy sí», «hoy por fin». Todo llega, también lo que se hace esperar. Recuperar la libertad en cualquiera de sus manifestaciones viene acompañado de un sentimiento de júbilo. Todo ello, unido a la inocencia infantil, hacen que el simple gesto, cotidiano y poco glamoroso, de tirar la basura a un contenedor, sea un motivo de dicha.
Un relato actual, con la alegría en primer término y una esperanza triunfante.
Un abrazo Aurora. Suerte.
La verdad es que cuando pensé en alegría, enseguida me vino a la memoria ese momento tan emocionante. Ese primer pie en la calle. Un abrazo muy fuerte, Ángel.
Qué bonito, Aurora, y qué gusto leerte por aquí siempre.
Qué alegría que te guste y me encanta encontrarte de nuevo, Toti.
Un abrazo muy fuerte.
Cierto. La felicidad del momento también está en algo tan normal, tan habitual, que hasta que no lo perdemos, no nos damos cuenta de su importancia. También me has hecho recordar buenos momentos. Y cuando le llevaba al colegio las botas de agua a mi hija para que saltase de charco en charco y verla disfrutar… Un relato evocador y que conecta fácilmente con muchos sentimientos e imágenes de felicidad. Muy conseguido. Maravilloso, Aurora. Abrazos.
La felicidad se encuentra en lo más sencillo a veces. Solo hay que pararse un momento y disfrutarla. Ese recuerdo de tu hija en el cole saltando en los charcos también lo demuestra. Un abrazo fuerte, Rafael.