44. Un man de pura ley (María Rojas)
Un hombre, bajito él, se encasquetó el sombrero y se dispuso a realizar un viaje a su pueblo. En cuanto el sombrero tocó su cabeza, el encéfalo del hombre bajito se vistió de rosa y puso al hombre bajito a pensar incongruencias rosáceas.
Al final de la tarde, el hombre bajito, entrapado de incongruencias, se desencasquetó el sombrero recuperando su discreción y color.
Sin embargo, el encéfalo del hombre bajito, lo obligó a encasquetarse de nuevo el sombrero y salir a la calle, a luchar por su identidad rosácea como un man de pura ley.
Surrealista total. Me ha encantado.
Suerte, María.
Un pequeño detalle, un simple complemento del vestuario, puede servir para sacar a relucir la verdadera identidad de una persona. Lo que parecen incongruencias de una parte del cerebro, una fundamental, encargada de las actividades vitales, no es sino el recordatorio de la naturaleza contra la que el protagonista no puede estar mucho tiempo en contra. El mayor aliado o el peor enemigo está siempre en el interior. Nadie puede luchar contra sí mismo, contra lo que es, a no ser que quiera verse irrevisiblemente derrotado.
Una propuesta muy interesante, cargada de simbolismo.
Un abrazo, María. Suerte
Gracias, muchachos.
Un abrazo isleño.
María, eres buenísima escribiendo, y no se lo digo a todos/as.
Besito virtual.
¡Bendito el surrealismo que nos saca del aburrimiento!
María, me encanta tu relato. Una historia que no está tan lejos de la realidad si observamos el postureo que todo lo ocupa… Genial. ¡Suerte!
Besosss
Qué rompedor. Me ha encantado. Mucha suerte, María.
María, Nuria y Belén. Gracias chicas.
Abrazos marinos.
Un soplo de aire fresco y surrealista. Bien 😉
Suerte y abrazo,
Muy bien que te guste, Anna.
Abrazos Marinos.