144. Una pareja feliz
Cuando nos fuimos a vivir juntos ella se trajo a su gata y yo a mi perro. Al principio temimos que la relación entre ellos fuera complicada y la verdad que en un primer momento les costó reconocerse, se miraban con recelo y se pasaban el día guardando sus distancias, pero poco a poco empezaron a aceptarse y a compartir el mismo espacio y los mismos juegos. Hoy se han vuelto inseparables y da gusto verlos quererse. Mientras, nosotros hemos ido descubriendo lo difícil que es nuestra convivencia y de la alegría de iniciar una vida en común hemos pasado a las discrepancias, los reproches y las discusiones constantes. No hemos tenido más remedio que admitir que somos incompatibles y que deberíamos separarnos, pero mirándolos a ellos no nos perdonaríamos romper una pareja tan bonita y tan feliz.
Nos traes un relato encantador, en el que, acompañando a la anécdota, veo una muestra de como, en ocasiones, queremos mantener una situación que no es la más adecuada por no ¿perjudicar? a otros. Quién sabe que es lo mejor. Suerte y un saludo, Alberto.
Hola, Alberto.
Es un buen texto que contrapone una situación feliz de principio a otra futurible de pronóstico reservado. La primera, la humana, empieza a naufragar mientras que la segunda, la animal prospera a pasos agigantados. Y la primera, empieza a apoyarse en la segunda. Desde mi punto de vista, es una mera sugerencia, el texto hubiera quedado de relumbrón mostrando y no solo enunciando ese «verlos quererse» y esas «discrepancias, reproches…», sustituyendo lo abstracto por lo concreto y ganando visibilidad. No obstante, el texto tal cual ya me gusta mucho. Un abrazote.