Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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06 – VAIVÉN

El otro día nos preguntó el profesor por el océano. Si nos parecía misterioso con tantos tesoros. O tan inmenso que llegaba a separar, aunque acercaba a las personas también  permitiendo que espléndidos barcos surcasen sus aguas a toda máquina. Me ayudó con la silla de ruedas a colocarme frente a la pizarra y dijo: «¿Querrás dibujarnos el océano?». Nerviosa, tracé una línea azul, recta sin embargo como si el océano no tuviera olas.

Al día siguiente, un día muy soleado, dijo mi padre: «Princesita, voy a rescatarte sí o sí. Hoy el viento sopla favorable y quisiera que sintieses el contacto con la tabla de surf. Que nos divirtiésemos de lo lindo con las olas». Pensábamos que los tiburones iban a ser buenos chicos porque los delfines los mantendrían a distancia. El profe es un gran hombre, pero solo en brazos de mi padre consigo olvidarme de esas piernas que me hacen cosquillas y le digo: «Papi, me parece fantástico». Y mientras me despeino y respiro el olor a sal del aire, me doy cuenta de que la silla ha rodado hasta la orilla. Mis piernas ortopédicas, en un ir y venir, flotan como si estuvieran caminando hacia nosotros.

19 Responses

  1. EDUARDO MARTÍN ZURITA

    Hola, Juan.
    A mí también me entraba esa congoja tras haberlo escrito. Es lo que tienen las situaciones especiales, que dan lugar a sentimientos muy especiales. Muchas gracias por la calificación.
    Un abrazo fuerte.

  2. Calamanda Nevado

    Eduardo, si, es un cuento cargado de ternura y simbolismo, digno de despertarnos emociones de empatia. Suerte y saludos

  3. EDUARDO MARTÍN ZURITA

    Hola, Calamanda. Lo que tiene el océano: es tan inmenso, que en él cabe todo, hasta la ternura y la empatía. Gracias por la tuya. Besos.

  4. EDUARDO MARTÍN ZURITA

    Muchas gracias, Rosy. La emoción es marchamo, distintivo, a mi modo de ver, de lo que sabe a humanidad. De lo que más calado confiere a lo humano. La escena final enlaza con el título (lo que entiendo que debe hacer un micro para que invite a releerlo). Es el vaivén de la mar océana, que se funde con el propio de la protagonista, ese ir de una sensación positiva a otra negativa en un mundo que no investiga, como debiera en las células madre (sí por desgracia en otras cosas), que le darían piernas naturales. Y soportar su no presencia. Me encanta que hables de micro, que no consiste, a mi modo e ver, en prosa preciosista y previsible por muy contadita. Eso es relato, micro, para mí (Ginés Cutillas, Fernando Valls…) es, entre otras muchas cosas, elipsis dentro de una trama sorprendente. Contar sin haberlo hecho. No explicarlo todo. Puede contener, eso sí, pizcas de poesía que no rompan el tono. Cien abrazos entre un beso.

  5. EDUARDO MARTÍN ZURITA

    Hola, Óscar.
    Lo estupendo es tu avatar, verte cercado por los libros, espero que no de contabilidad, como me sucede a mí lamentablemente a menudo. Gracias por tus buenos deseos y no te quepa duda de que intentaré obras futuras para esta interesante sede. Y otras por ahí. La de aquí no me la tomo como un concurso ni mucho menos, aunque a nadie le amargaría un dulce, claro. A mí tampoco. Trataré de localizarte a ver cómo lo haces tú. Y comentarte. Muchas gracias y un abrazo fuerte. Ha sido un placer comunicar contigo.

    1. Modes Lobato Marcos

      Buenas noches, Eduardo.
      Espero que al recibo de estas letras te encuentres estupendamente.
      Yo bien, gracias a Dios.

      El inicio del relato me deja un tanto frío, pero, desde que el padre entra en escena, la historia crece en emoción e intensidad logrando crear una imagen final espectacular.
      Deja poso.
      7,5. Notable, notable.

  6. EDUARDO MARTÍN ZURITA

    Hola, Alberto,
    No se puede decir más en una sola línea. Y estoy de acuerdo con TODO ello. No se trata de sentar cátedra, ni de impartir doctrina. Acaso sí de compartir convencimientos. Un MICRO debe ser diferente, claro que sí, sorpresivo, originalísimo en lo posible. Y dejar juego interpretativo al lector, si cabe para una exégesis poliédrica. No estar, desde luego, contadito. Eso en un relato, en todo caso, que tampoco. Duro y tierno, claro, como la vida misma. Y con ese final que nos remite al título. Muchas gracias por tu comentario. Un abrazo.

  7. EDUARDO MARTÍN ZURITA

    Hola, Modes.
    Doy por buena, y tengo por generosa, tu calificación. Muchas gracias por tu comentario. Buscaba ese contraste entre la primera parte del micro y la segunda. Aunque no te creas, el profe también, a su manera (como el padre, con más intensidad), pretende que se enfrente al océano porque sabe lo que le ocurrió y quiénes fueron los causantes (Elipsis. Simbología, imprescindibles en un microrrelato). La primera y la segunda parte evidencian el vaivén de la protagonista entre su dura realidad y los que tratan de transfundirle fuerzas, ganas de vivir. El final, estoy de acuerdo porque soy sincero, es de traca.
    Buscaré lo que escribes, para puntuarte, jajaja. Un abrazo.

  8. Salvador Esteve

    Un relato crudo pero positivo y tierno, donde nos subimos a la tabla con la protagonista y nos dejamos mecer junto a su espíritu y sus ganas de vivir. Me ha gustado mucho, Eduardo. Abrazos.

  9. EDUARDO MARTÍN ZURITA

    Gracias, Salvador, por tu comentario, que encuentro de lo más atinado.
    Es un micro crudo, porque la vida se haya impregnada de situaciones de ese tipo, para desgracia nuestra, pero también POSITIVO. Ese es el contraste. Nada debe quitarnos las ganas de vivir, porque estamos aquí justamente para eso. Sí se nos deberían facilitar esas ganas, pero eso es otro cantar, de gesta. Un abrazo.

  10. Ton Pedraz

    Hola Eduardo. Precioso micro, magníficamente escrito, cargado de ternura, y bien contextualizado. Con esas dos perspectivas bien diferenciadas, ambas positivas y de superación, nos recuerdas que el ser humano es bueno por naturaleza, y que hemos sido creados para superar cualquier reto que se nos ponga por delante.
    Me gustó mucho Eduardo. Te deseo suerte.
    Ton.

  11. EDUARDO MARTÍN ZURITAm

    Gracias, Ton. La niña con el síndrome del miembro fantasma cuenta con ayuda, por todos lados, para que lo supere y disfrute de la vida en la máxima plenitud posible. Los aparatos ortopédicos, inclusive, parecen querer interactuar y sumarse a esa suerte de fiesta de exaltación. El título alude a ese constante ir y venir en su lucha; en la que tiene sus bajones, su pleamar y su bajamar.

  12. EDUARDO MARTÍN ZURITA

    Gracias, María. Me dejas sin palabras que añadir. No puede darse un juicio, una estimación más benévola. Y me encanta, sobre todo, tu forma de despedida. Abrazos de primavera. Tienes razón, en cada estación del año los abrazos cuentan,seguro,con su matiz diferencial.
    Besos de primavera.

  13. En la primera lectura me he perdido, pero es normal en mí. Al releerlo siento que no entiendo qué ocurre en el segundo párrafo. Leeré los comentarios. Efectivamente, a través de los comentarios comprendo tu trabajo. Mi error fue desconfiar de ese «princesita» y del merodeo de tiburones. Vi la silla de ruedas precipitadas en un acantilado y las piernas flotando. En fin, que no supe leerlo. Suerte.

  14. martinzurita2000@yahoo.es

    Hola, Javier.
    Eres bomba de confitería. Cuantas y cuantos (incluyéndome) quisieran poseer tu hoja de ruta interpretativa, tu tino de exégeta fino(absuélveme de la rimita) e irónico. Y una bonhomía y sentido del humor que casi palpo del otro lado de la pantalla. Ya es una suerte que hayas leído mi texto y efectúes, además, un comentario del mismo a tu «way», made in Ximens, desde luego nunca al uso ni aburrido. Gracias y un fuerte abrazo.

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