26 -VEHEMENCIA – EPI
Faltan dos días para estar con él.
Es un ritual, solo los sábados después de comer.
Durante la semana el deseo va aumentando. A veces me sorprendo apretando los muslos, entonces me ayudo con la mano.
Suelo cocinar platos especiales. Algo de marisco, ostras, percebes y luego una buena carne, casi cruda, sangrante. Albariño primero y después un Ribera.
Cocino desnuda, con un delantal y de vez en cuando me pego a la encimera y me froto. Con frecuencia he tenido varios orgasmos antes de que esté presente.
Es pasión lo que siento por él, pero creo que el deseo porque me posea es mayor.
Esta noche, al acostarme he colocado una almohada entre mis piernas y me mezo al compás de la música, ardo en deseo.
En mi ensueño, rememoro cuando con mis dos manos lo llevo hacia mi boca y se derrama en mí. El Pacharán me está esperando en el salón.
Creemos ser capaces de separar unas cosas y otras, pero todo está interrelacionado, también los tipos de pasión, que no hay uno solo (en el que primero solemos pensar), sino muchos y diversos, que pueden combinarse para producir sensaciones placenteras, cada cual en su momento o muchas amalgamadas en sutil hermanamiento.
Aparte de todo, el pacharán tiene un no se qué, desde luego.
Divertido relato con un final que demuestra que somos bastante simples y, como he dicho antes, parece que pensamos siempre en lo mismo.
Un abrazo grande, Epi. Suerte
Me parece desvirtuar un poco echar naranja, pero ya lo probaré.
Que razón tienes ÁNGEL, debe de haber pasiones y deseos infinitos. El peligro de tomarlo por la noche son los efluvios aunque te laves bien la boca.
Otro abrazo.