77. ¡VIVE LA FRANCE!
Un, dos, tres….Subió los peldaños despacio queriendo así alargar el tiempo, buscando en su memoria algún recuerdo que excusara su condena. Culminó el cadalso cansado, aturdido; el griterío de la gente era un rumor lejano y extraño ahogado por el retumbar de los tambores. Sin saber cómo, unas palabras brotaron de su boca: » Muero inocente de todos los crímenes que se me imputan». De un empujón fue colocado en la guillotina que cayó con un sonoro golpe. La cabeza, con los ojos saltones de sorpresa, resbaló de las manos del verdugo y rodando hasta la escalera, comenzó a bajar despacio los peldaños…Un, dos, tres………