54. “Volverán las oscuras golondrinas” (Petra Acero)
Yo no quise a mi hermano como lo querían la abuela, mamá, Sansón, la hija del panadero o nuestros vecinos del quinto. A mí no me impresionaba su afán por volar. Por eso, no lloré cuando su experimento falló, aunque esperé y esperé a que cumpliera su palabra —mientras Marga, repeinada, despachaba cruasanes y magdalenas entre coqueteos y sonrisas, los del quinto jugaban a volar cometas desde la azotea, Sansón ronroneaba al cartero, y mamá y la abuela sufrían, cada tarde, por la huérfana de la telenovela—. Así, cada uno a lo nuestro, pasamos el verano. Luego, en el colegio, estudiamos a Bécquer, y me ilusioné en la espera: los poetas saben de fantasmas y golondrinas. Llegó la primavera y abrí el balcón de par en par, me asomé a cada ventana, busqué en el alero del tejado, subí a la azotea, rebusqué en las alturas. Pero, mi hermano mayor no regresó. Era un mentiroso: ¡menuda golondrina de mierda estaba hecho! Me alegré de no quererlo tanto como lo querían los demás. Saqué, de debajo de mi cama, sus alas de alambre y cartón. Pedacito a pedacito, rasgué el recuerdo de aquella golondrina. Una de esas que… ¡no volverán!
Duro y cruel relato, Amparo, contado con la crudeza y crueldad que es accesible a los niños de forma natural, al igual que otras emociones que ellos no tratan de enmascarar. Está muy bien contado y conseguido el tono infantil hasta el final, en donde la rabia de la niña queda expresada al romper el artilugio de las alas inservibles. La alusión a Bécquer suaviza el texto y le da el toque poético.
Me ha gustado leerte. Saludos.
Los niños se explican los actos de quienes le rodean o los sucesos que acontecen como resultado de sus propias acciones o de los mayores, nada pasa porque sí… Por eso hay culpables, por eso te quieren (o te «ajuntan») un día sí y al otro no. Todo se magnifica y se vive a tope. Todo se puede tocar y entender físicamente. Al tiempo que van creciendo, los niños amplían su campo cognitivo y emocional. Esa lucha interna, esa frontera del cambio es la que he tratado de reflejar en este relato, que tan bien has comentado, Manoli.
Muchas gracias.
Un abrazoooo
Aunque tu personaje parezca, y seguramente lo sea, algo cruel en sus pensamientos y palabras, me parece que el paso del tiempo, que tan adecuadamente nos muestras, y la lectura de Bécquer le hacen rebrotar algo parecido a una miaja de aprecio fraternal. O puedo estar equivocado. En lo que no me equivoco es al decir que me gusta mucho tu historia y la forma de contarla. Enhorabuena, Petra. Un saludo y suerte.
Yo creo (corrígeme si me equivoco, Amparo) que esta historia hay que leerla con «mirada infantil», desde la misma óptica desde la que tú la has escrito; esto es, poniéndose en la piel de quien no sabe discernir bien la naturaleza de sus sentimientos y de sus actos.
Tú logras mirar con esa mirada; logras también que el lector (al menos, en mi caso) haga el ejercicio de compartir esa mirada. Eso no resta dureza al relato, pero lo suaviza y lo hace «digerible» -en sentido positivo-.
Recurrir a los versos de Bécquer es todo un acierto; sirve como eje argumental de tu relato y contribuye a poetizar su crudeza (el final es magnífico)
Un abrazo y mucha suerte, Amparo /Petra Acero
Amparo, me parece un relato precioso. Es duro pero con un lenguaje fácil, como el pensamiento infantil de la protagonista. La introducción de Bécquer, le da un toque poético precioso. Vamos, que me ha encantado.
Un abrazo
Es duro aceptar que NUNCA más va a ver a un ser querido. El acto de romper las alas como aceptación de esa realidad tan irreversible me parece genial como metáfora de madurez de la protagonista que asume que su hermano mayor no va regresar. Muy bueno tu relato Amparo.
Ese si que es un viaje sin retorno. Pobre pajarillo de alas rotas y vida insalvable. Pobre su hermano que aunque no lo quería tanto, guardaba lo que quedó de sus alas por si ser decidía a volver.
La vida continúa, para unos nada volverá a ser lo que fue.
De tu balcón sus ramas a colgar,o tus sueños. Feliz noche.
La rivalidad entre hermanos y quizá también, algo de envidia, no quitan para que tu protagonista, pese a las críticas al desaparecido que quiso volar y prometió volver, le tenga verdadero afecto, hasta el punto de echarle de menos más que nadie, algo que nunca admitirá.
La realidad acaba por poner todo y a todos en su sitio. La vida sigue y las elucubraciones infantiles se pierden, no puede ser de otra forma. Pero siempre habrá alguien dotado de maestría para escribir sobre la inocencia y los deseos, se cumplan o no. Como muestra, este relato.
Como siempre, un gusto leerte, Amparo.
Un abrazo grande, buen verano y suerte
Amparo, a través de la visión de tu protagonista infantil, nos haces llegar a los adultos sensaciones y sentimientos que muchos han tenido en su vida. Es un acierto usar a Bécquer y a las golondrinas, que aparecen y desaparecen como la vida de las personas. Enhorabuena.
Un abrazo.
Observado con microscopio, este relato, con disfraz infantil, es todo un tratado del Romanticismo. Si no todas, yo veo gran parte de sus características principales agazapadas entre sus líneas.
Amparo, preiosa tu forma de contar esta estupenda historia. Suerte y saludos
Muchas gracias a todos por vuestros comentarios. Es muy gratificante leerlos. Conocer cada sentimiento y reacción ante la lectura de un relato ayuda a comprobar si se ha conseguido expresar lo que tan claro tiene una al escribirlo (y que no es fácil plasmar, como imagino que a casi todos vosotros os sucederá). Esto nos ayuda a replantear, resituar, encauzar nuestras letras…
Gracias de nuevo, porque somos muchos en ENTC y no da tiempo físico para leer a todos (y más en vacaciones).
Un abrazoooo y felices días de descanso a todos.
Precioso relato, nos presentas a los personajes de forma magistral haciéndonos partícipes de sus vidas cotidianas de forma tan visual como si estuviéramos a su lado.
Y nos metes en la inocencia del niño esperando a esas golondrinas y a su hermano. Eres una maestra de la ternura, del mundo infantil y del retrato de personajes y emociones.
Felicidades y muchos besos
Amparo, pedazo de relato. Los niños y su inocencia. Me encanta la colección de personajes y cómo los pones y mueves en la escena. Creo que este cuento le gustaría hasta el Bécquer ese. Espero verte en el libro y en cualquier otro lugar, a ver si quedamos,
Gran relato, Amparo. Has dado voz al niño con gran acierto. Es un niño lo suficientemente inocente como para creer en el retorno de su hermano y lo suficientemente mayor para no querer llorar por él. y aunque diga lo contrario, lo debía querer muchísimo 😉
Suerte y abrazos.
Impresionante Petra. La inocencia hecha añicos y con resentimiento. Suerta.
Besicos muchos.