Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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29. Aurora la emigrada . María Rojas

Al graduarse con honores de Ingeniera mecánica, supusimos que iba por esos derroteros. El problema surgió, dice su tía Efigenia, cuando le dio la ventolera de irse a vivir a Londres. Allí no halló trabajo en lo suyo.
Una tarde se encontró con Wiliam Wilson Zapata, quien también andaba sin trabajo. Repasando las reminiscencias de la tierra, les aletearon las partes poderosas y, ya derrumbados entre las sábanas, él le dijo:
—Muñeca, lo tuyo es esto, en estos malabares y con esa belleza que palpita entre tus piernas, no hay idioma que se te resista por mas arrevesado que sea.
Aurora viajó a su ciudad para que tías y primas la adiestraran en el oficio de retozar en todos los tiempos el verbo sexear.
Aplicó sus conocimientos de ingeniera en la dinámica de la mecánica de fluidos, en la resistencia de los cuerpos y en los esfuerzos internos y cortantes. Todo esto fue lo que enganchó a Eleuterio González, un pintorcito putero.
Hasta la fecha, funciona. A los tres los une un amor desaforado por el sexo y un indisoluble desamparo.

21 Responses

  1. Martín Zurita

    Hola, María.
    Qué bien fundes en el texto el arte de practicar el llamado «oficio más viejo del mundo» con la ingeniería mecánica aplicada. Ello sirve para que el dúo se convierta en terna. Me encanta ese «les aletearon las partes poderosas». Nada de pudendas. De más joven, o menos viejo, como prefieras, yo les denominaba «los órganos guapos». El puro y duro sexo termina produciendo desamparo, es verdad. Y un cierre magnífico para un texto original y brillante. Mi enhorabuena. Besos.

    1. María Rojas

      Gracias por comentar Martín, el indisoluble desamparo de vivir sin amor del alma y tan lejos de la tierra, es parte de esta historia.

      Un abrazo grande, y ojala pueda conocerte en Madrid.

      1. Martín Zurita

        Pues claro que sí, María: aunque tenga que ir con muletas, jajaja.
        No me pierdo la fiesta ni aunque se hunda el asfalto, que diría el pobre Aute. Un beso.

  2. Jesús Garabato Rodríguez

    Pues parece que esos estudios de Ingeniería Mecánica culminados con aplicación y aunados as la práctica continuada le han servido a Aurora para mejorar una cuantas técnicas ¿amatorias?. Además, como dice el refrán, donde comen dos, pueden hacerlo hacer tres. Suerte, María, y saludos.

    1. María Rojas

      Cada cual se toma el relato a su manera, Jesús lo haces de manera jocosa. Cada cual viene se arregla como mejor puede en tierras extranjeras.

      Un abrazo y felicidades.

  3. Ángel Saiz Mora

    Un ejemplo de adaptación a las circunstancias, con un regusto agrio, en tanto la protagonista ha de renunciar al meritorio bagaje de su formación para adaptarse a otras prácticas mejor aceptadas en su país de acogida. «Allí no halló trabajo en lo suyo», una frase que recoge una realidad demasiado extendida, el germen de algo que se resume en la última palabra del relato: «desamparo».
    Un abrazo y suerte, María

    1. María Rojas

      Siempre tan gentil comentado nuestros relatos, Ángel. Efectivamente, la gran mayoría de los que emigran no lo hacen por gusto y en tierras extranjeras no encuentran lo que tanto anhelaban.

      Abrazos fuertes y hasta Madrid, si nada se tuerce.

  4. María José Viz Blanco

    Es muy triste que nuestros emigrantes no consigan trabajar en aquello para lo que se han formado. Bueno, esto ocurre también entre los nativos de un país, pero es mucho más dura la vida para los que salen en busca de oportunidades. Te felicito, María.
    Un abrazo.

    1. María Rojas

      Efectivamente, tocaya, para los que salimos lejos la vida es más dura, aunque también es cierto se encuentra gente y parajes encantadores.

      Felicidades para ti, ojalá pueda verte en Madrid.

  5. Pues ya con el desamparo lo dices todo. Comen, beben, retozan, pero no los veo felices…o si? Igual viven el minuto intensamente y no se preocupan del ayer ni del mañana, pero a mi, lo del desamparo si me ha dejado preventivapensativa.
    Muy bueno y original, María, como siempre lo son tus micros.FELIZ JUEVES y venideros.

  6. Interesante narración, María, con esas expresiones tan de cuento como «les aletearon las partes poderosas». No se yo si le compensaría el esfuerzo y el ingenio pero lo que es seguro es que vocación no le faltaba, lastima de ese «indisoluble desamparo» que cierra como un broche de oro toda la historia.

    Muy buen micro. Un saludo.

  7. Inés Z. López

    Un oficio duro, a mi parecer, pero cada uno debe elegir cómo salir adelante, sin que le juzguen y sin juzgarse.
    Original propuesta, María. Un abrazo

  8. MªBelén

    Buenas artes amatorias en la ingeniera del verbo sexear. Tu protagonista se esmera en formarse en la profesión más vieja del mundo como buena estudiante y aplicada que es.
    Un texto muy bien narrado y llevado al juego de las palabras.
    Fantástico María, una emigrada que te conduce al gusto de su lectura entre las sábanas poderosas.
    Un beso.

  9. Salvador Esteve

    El esfuerzo por labrarse un futuro choca con la dura realidad. Adaptarse a las circunstancias con todas sus armas es una manera de sobrevivir y, por qué no, dar otra oportunidad al destino. Muy bueno, María. Abrazos y suerte.

  10. José Luis González

    Interesante adaptación al medio. Aunque el verbo sexear no exista (o eso creo), cuando lo aprendido no sirve hay que aparearse con lo que funcione. No es exclusivo de emigrantes. Ocurre también, y mucho, entre los nativos (no me refiero al oficio más viejo del mundo), y en todos los países, lo mejor es aprender un poco de todo. La mejor carrera. Te puede acercar a un ministerio (rodeado de ayudantes, sólo hace falta un poco de labia) o a un pintorcito putero. Me gusta el nombre escogido: Eleuterio González. Parece que ni pintado.
    Suerte María

  11. Jeje, divertido relatos, simpático. Me encanta ese “les aletearon las partes poderosas”. Divertido pero triste, muy triste, que la “prostitución” sea la solución a su crisis. También es real. En fin, muchos sentimientos para un micro, como debe ser. Suerte

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