Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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90. CUENTOS Y MÁS CUENTOS

El abuelo, que siempre había sido como mudo, un buen día comenzó a contar historias en las comidas. ¿Sabéis que en un día como este…? era su entradilla, y aunque al cabo de un tiempo ya las conocíamos todas, nunca le interrumpíamos. Nos encantaba escucharle, a pesar de que sus relatos eran tan fantásticos que sabíamos que eran fruto de una mente desbaratada por la edad.

A Julia le gustaba el de los días de calima, cuando nos contaba que había visto salir de entre los alcornocales a un ciervo enorme y blanco como la nieve, que tras mirarle, se elevó sobre sus patas traseras como un caballo y partió por donde había venido.

A mi me encantaba el de los días de tormenta, cuando según él, tras caer un rayo a veinte metros de sus pies, encontró en el hoyo que este dejó en el campo de tabaco, a una preciosa niña: Nuestra madre.

Muchos años después, decidí pedir una excedencia en la Universidad de Oxford para cuidar de mamá junto a Julia.

Cuando la bañaba por primera vez, mi hermana esperó en silencio hasta que fuera yo misma la que descubriera que mamá no tenía ombligo.

 

 

 

25 Responses

  1. juan antonio

    Qué historia más bonita. A medida que la lees te va abrazando y al final se queda contigo para siempre. Mucha suerte

    1. Javier Palanca

      Querido juan Antonio, jamás había recibido un comentario tan agradable como este tuyo.

      Muy agradecido. Mis abrazos

  2. Modes Lobato Marcos

    Tras leer tu relato, sólo espero que llegue la noche para ver de nuevo BIG FISH.
    Bueno, bonito, y con un precioso final.
    Un saludo.

  3. Salvador Esteve

    Javier, muy buen relato. Normalmente, este tipo de apariciones acompañan a dioses y poderes, tu protagonista también era una diosa con el poder más grande, el de ser una buena madre. Abrazos.

  4. virtudes

    Bonito y tierno relato. Hay que hacer mas caso de los ancianos. En otro tiempo y otras culturas eran los que gobernaban
    Este abuelo además de sabio era un elegido.
    Saludos.

  5. Me ha gustado el relato de principio a fin, pero me había quedado con aquello de «una cabeza desbaratada por la edad» y resulta que al final, la cabeza del abuelo no estaba tan desbaratada como suponíamos al principio. Enhorabuena Javier. Un abrazo.

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