Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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ENE156. EL ARLEQUÍN, de Montserrat Acevedo Jiménez de Castro

Un movimiento brusco le hizo perder el hilo de su sueño, y cuando despertó se encontró tan lleno de vida que no pudo disimular su alegría.
Solía yacer dentro de un cajón de madera. Era una simple e inerte marioneta, que sólo se sentía viva cuando alguien la movía…
Tenía forma de bello arlequín. Ni triste ni alegre. Inexpresivo mientras dormía allá en su viejo cajón, pero siempre a la espera de adaptar su humor al de esa mano que tirara de sus cuerdas. Y hoy la luz cegaba sus ahora abiertos ojos traspasando con fuerza el negro antifaz, e iluminaba los alegres colores que lo vestían.
Era aquel uno de esos momentos en los que se sentía feliz.
Ya escuchaba la música, comenzaba el baile. Abandonaba su letargo.
De nuevo, volvía a vivir…

12 Responses

  1. Anonymous

    Muy bella representación de la vida, y muy bonita tu manera de expresar como algo inerte puede llegar a ser feliz imaginándose vivo. Un abrazo
    Gloria Arcos

  2. Antonia, me hace gracia tu comentario. Tengo una colección de muñecas de porcelana al lado de mi cama y una amiga siempre me dice que cómo puedo dormir con tanta gente mirando…
    Un abrazo

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