Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

Single Blog Title

This is a single blog caption

ODA A UNA MERMELADA REMITIDA

El paquetito de JAMS
llegó sin que nadie lo recibiera.
Entonces, dejaron un impreso,
amarillo huevo, con mala letra.
Y así he pasado los días,
que, sin que fuera por vagancia,
mientras todos hablaban de ella,
yo, ya la amaba en la distancia.

Oh, mermelada remitida,
tú, que fuiste concebida
para ser untada en tostada,
sobre una suave mantequilla,
has debido sobrevivir tres días
entre productos del Venca,
artilugios de látex, alargadores,
y otros consuelos de teletienda.

Mermelada-de-frutos-del-bosque mía
venías en una caja de gorrión,
con tapa de tela estampada,
confitura de granate besucón.
Ahora ya estas en casa,
donde los yogures, la margarina,
las acelgas, el Kétchup,
y los supositorios de glicerina.

Y hoy, al levantarme sin tiempo,
he hundido una falange,
en el centro de tu existencia.
Y otros hundimientos memorables
me ha traído a la memoria.
Y yo, que no me chupo el dedo,
he estado más de media mañana,
cada poco, a hurtadillas, haciéndolo.

Cuando al volver a casa me ha mirado,
Con esa carita que sólo sabe poner
una buena mermelada remitida,
me he tirado a ella en tropel,
y, sin soltar el pan que traía
para hacerme mañana el bocadillo,
en una entrega, frenética y gozosa,
mutuamente, nos hemos comido.

8 Responses

  1. Sigo pensándolo, esa mermelada lleva un producto no declarado, empieza por m y acaba por a….¡ magia¡
    Sabrosona poesía, o poema, o declaración de amor y hambre.
    Muy graciosa y bien llevada, que tenía su dificultad la cosa.
    Un abrazo y vigila el dedo.

  2. Anonymous

    «ODA, ODA… al cartero que llama muchas veces»

    Siempre me gustó ser «contable». Adoraba el DEBE y el HABER, los «Asientos», el «Balance», los libros de «Teneduría», las letras de cambio, las endosadas y sin endosar, las cartas comerciales, la mecanografía y la caligrafía, por eso me hice… «CARTERO».
    Todas las mañanas veía pasar ante mí y entre mis manos todo tipo de cartas. Las miraba y remiraba, las tocaba, las pesaba y examinaba rigurosamente, el remite y el remitente con sus direcciones respectivas. Observaba el tipo de letra y sacaba el perfil del autor. Si era letra pequeña: persona minuciosa, ahorradora, escrupulosa, tacaña. Si era grande: persona: elocuente, generosa, despilfarradora, vanidosa. Si era inclinada hacia la derecha:persona afectuosa, cercana, humilde, rastrera, cobarde. Si era recta: persona de principios, justa, firme, rígida, altiva. Si era inclinada hacia la izquierda: persona que vuelve al pasado, retraída, desconfiada, cautelosa, precavida. Si las mayúsculas de nombre y apellidos eran grandes y muy adornadas: gusto por lo estético, arte, necesidad de autoafirmación, vanidad. Si eran pequeñas: gusto por la minucioso y bien acabado, economía, humildad, servilismo. Si no se guardaban los márgenes: desorden, acaparamiento, grandiosidad, ampulosidad.
    Y así, me fui haciendo toda una leyenda de mis clientes. Les imaginé historias. Adiviné la mirada ansiosa por recibir la carta del amante, la mirada intranquila de la madre por un hijo o un marido ausente, la mirada triste del señor o señora que nadie le escribía, la mirada huidiza del moroso, la mirada candorosa y ansiosa del adolescente que espera la primera carta de amor, la…
    Y un día que me volví loco: escribí cartas a todos, casé y descasé, maté y renací, escribí poemas a solteros, ennovié a diestro y siniestro, pagué y despagué…
    Envíe una carta y escribí: CARTA A AMANDA
    «Querida mía, mi mermelada, querida mía, mi Amanda»

  3. Anonymous

    TE RECUERDO AMANDA

    Te recuerdo Amanda,
    la calle mojada,
    corriendo a la fábrica
    donde trabajaba Manuel.
    La sonrisa ancha, la lluvia en el pelo,
    no importaba nada, ibas a encontrarte con él,
    con él, con él, con él, con él.

    Son cinco minutos.
    La vida es eterna en cinco minutos.
    Suena la sirena de vuelta al trabajo,
    y tú caminando, lo iluminas todo.
    Los cinco minutos te hacen florecer

    Te recuerdo Amanda,
    la calle mojada,
    corriendo a la fábrica
    donde trabajaba Manuel.
    La sonrisa ancha, la lluvia en el pelo,
    no importaba nada, ibas a encontrarte con él,
    con él, con él, con él, con él.

    La sonrisa ancha, la lluvia en el pelo,
    no importaba nada, ibas a encontrarte con él,
    con él, con él, con él, con él.

    Que partió a la sierra.
    Que nunca hizo daño. Que partió a la sierra,
    y en cinco minutos quedó destrozado.
    Suena la sirena, de vuelta al trabajo.
    Muchos no volvieron, tampoco Manuel.

    Te recuerdo Amanda,
    la calle mojada,
    corriendo a la fábrica
    donde trabajaba Manuel.
    La sonrisa ancha, la lluvia en el pelo,
    no importaba nada, ibas a encontrarte con él,
    con él, con él, con él, con él.

Leave a Reply