Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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111. Picaresca a la rumana, (Rosy Val)

Me lo encuentro cada mañana en el barrio donde vivo, con su balanceo, su gorra deslucida y esa mirada asilada en sus atribulados ojos. “El chico extranjero me entristece”, le comento a veces a mi marido. Pero él sabe que no escucharé sus cansinas reticencias ni el manido proverbio chino de la caña y el pescado; seguiré dándole diariamente su euro. Al menos que, los actuales gerifaltes decidan ocuparse de las cotidianas estampas que agarrotan mi ánimo. Y mientras sigo a la espera, descubro por una calle del centro —gracias a un semáforo encendido que detiene mi coche en el paso de cebra— a un joven malabarista que lanza y recoge clavas con pericia. Al término de su lucimiento se aproxima al coche que encabeza la fila. Tras neutralizar su cara de asombro con una sardónica risa compruebo que la tristeza ha migrado de sus ojos. También, que su gorra ha rejuvenecido varias puestas; me la presenta… Al momento, el semáforo se abre. Me alejo, despacio, mirándolo a través del retrovisor… ¡milagro!, le vuelve la cojera.

9 Responses

  1. Jesús Garabato Rodríguez

    Pones el dedo en la llaga, aunque a algunos no les parezca políticamente correcto. Por causa de las actuaciones unos cuantos, los verdaderos necesitados, en ocasiones, son invisibles a nuestros ojos. Si hay gente que se aprovecha de esa forma es por que hay personas buenas, dispuestas, por el motivo que sea, a creerse todo ,lo que ve. Antes de lo de la niña Nadia ha habido mil casos parecidos. No es lo mismo, pero si hay una desgracia al otro lado del planeta, simepre aparece gente dispuesta a colaborar y otros a enriquecerse aprovechandose de la situación. Lo triste es que muchos de los dan para alguien que no conocen, a traves de organizaciones que no son transparentes, en ocasiones, no le dan ni pan ni cariño a su padre. Enhorabuena, Rosy. Suerte y saludos.

  2. María Jesús Briones

    De todo hay en la viña del Señor, valga el dicho-tópico, y en la inmigración también.
    Me parece que has lanzado un buen fogonazo para contar la picaresca y el aprovechamiento de los brazos abiertos. Es la excepción de la regla pero, por desgracia, existe.
    Te deseo un buen 2017, y buena inspiración para seguir regalándonos historias interesantes.
    Besito virtual, Rosy

  3. Martín Zurita

    Hola, Rosy.
    Texto denuncia también el tuyo y muy bien escrito. La picaresca, como la mística, parece que la inventamos los españoles; pero no veas como se practica la primera por los pobres gde otras nacionalidades, por otras personas, diría mejor, que suelen estar controladas por mafias. Juegas muy bien con la atmósfera creada, con la situación para dar lugar a un final clarificador y brillante. Me encanta tu propuesta casi tanto como haberte conocido pen persona en la Fiesta enteciana y haber podido cerciorarme de que eres una mujer encantadora, charmant, que dirían los franceses, a la par que muy, pero muy inteligente. Un beso muy grande y cariñoso. Felicidad y hasta la vista, querida Rosy.

  4. Hola, Rosy.
    Picaresca a la rumana, a la finlandesa, a la española o a la como quieras llamarle está en el ADN del hombre. Tu relato saca una sonrisa y una mueca de tristeza, también. Esas personas que trafican con personas, con desgracias físicas o con falsos tullimientos (o no) dan mucha lástima.
    Imagino, por la soltura con la que transcurre tu micro que es una situación que conoces, que has vivido ya y que reproduces como la grandísima microrrelatista que eres (vale, te adoro).
    Un abrazo enormísimo lleno de confettis y serpentinas.

  5. Ángel Saiz Mora

    Siempre hay elementos de dudoso pelaje que viven a costa de otros y de la buena fe de las personas, gente carente de escrúpulos, cuya actuación falsa hace mucho daño al cerrar conciencias y corazones, al meter a muchos inocentes en el mismo saco.
    Cuanto me alegro de que este año que se marcha me haya permitido conocerte. Espero que el que llega también lo permita.
    Un abrazo grande, feliz 2017. Suerte

  6. El humor también puede ser un instrumento de denuncias y usted tiene mucha habilidad al utilizarlo, este relato es una muestra. Aquí, en mi país, con frecuencia se denuncian a bandas que se dedican a traficar con extranjeros para ponerlos a mendigar en las calles, parte de nuestra triste realidad. Muy buen micro, me gusta como lo cuenta. Estimada Rosy, le deseo mucha suerte y un 2017 con mucha salud, sin sobresaltos, sin malos momentos.
    Saludos.

  7. Salvador Esteve

    Aprovecharse de las personas apelando a la bondad de su interior provoca que nuestra empatía descarrile inexorablemente, llevándose sentimientos sinceros que muchos, de verdad, necesitan. Muy bueno, Rosy, un relato para la reflexión. Abrazos y feliz 2017.

  8. Hola, Jesús, María Jesús, Eduardo, Towanda, Ángel, Beto, Salvador, os agradezco infinito vuestros hermosos comentarios para un sencillo y nada pretencioso micro, y aunque esté basado en un hecho cierto… (Towanda, cómo me conoces, ¡bruja!) el protagonista podría haber sido español, o de otro lugar, pero este hombre — recuerdo sus ojos de un verde intenso– era rumano, como indico en el título. También os confieso que en mi cabeza tenía una intención mucho menos reivindicativa que irónica y animosa. Y ahora es cuando sale esa máxima que escuché cuando entré en este apasionante mundo; el autor lo lanza y el lector lo analiza como quiere, como le llega.
    Deseo que este recién estrenado 2017 llene vuestras cabecitas de historias, reales o ficticias, el caso es escribir, y poder coincidir alguna vez contigo; Beto, Jesús, Salvador, María Jesús… y añadiros a mi lista de «gratísimos» donde Eduardo, Towanda, Ángel… ya campan a sus anchas.
    Un abrazo enorme para todos.

  9. Más allá del hecho de que existe picaresca en todos lados (y el que no haya mentido para beneficiarse en algún momento de su vida que levante la mano), lo interesante de tu texto, o lo que me interesa a mí, es la atmósfera que recreas: un escenario que forma parte de los lugares comunes dónde convivimos con gentes que nos provocan un sentimiento, dónde reaccionamos con empatía y dónde a veces nos ocurren estas cosas y nos llevamos algún pequeño desengaño. Todo muy cotidiano y fantásticamente contado.
    Un abrazo,

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