06. Oro, por favor
Desde que The Gold & Time Clock Company descubrió el método que convierte el oro en tiempo sus acciones no han dejado de crecer. Para comercializarlo se diseñaron una serie de relojes similares a los de arena en los que esta se sustituye por un fino polvo de oro que, al precipitarse hacia el bulbo inferior, va dilatando cada segundo mientras su brillo se desvanece.
Sus aplicaciones son ilimitadas, aunque quizá entre los modelos más demandados esté el que evita retrasos en los viajes, el que alarga esas despedidas inevitables que se resisten a serlo, el utilizado por amantes que no pueden justificar sus encuentros furtivos, el que regalan a los novios para su noche de bodas, el que concede la oportunidad de marcar un gol al equipo de fútbol que lo necesita… sin olvidar, por su puesto, el que ha logrado el éxito de la compañía al hacerlo accesible a todos los bolsillos, un modelo de inspiración española que se acopla al despertador y empieza a funcionar en cuanto suena la alarma, conocido popularmente como 5 MM PFV, y que sigue haciendo felices a millones de personas de cualquier condición desde las primeras horas de la mañana.
Prolongar los momentos felices y placenteros, qué más se puede pedir. El tiempo, ese concepto tan efímero e imposible de retener, en tu relato lleno de imaginación y buen humor se vuelve moldeable a conveniencia, puede detenerse a voluntad, admite la inclusión de paréntesis si así se desea, bendita tecnología sería esa. No es de extrañar que a esa empresa le vaya bien.
A la hora de disfrutar de la vida, la forma de vivir española tenía que servir de alguna inspiración.
Suerte con esta historia divertida y original.
Un abrazo, Rafa
Como bien dices, Ángel, qué más se puede pedir en esta vida, ¿no? Desde luego que eso es sería mucho mejor que todo el oro que pudiéramos acumular.
Muchas gracias y un abrazo.
Poco voy a comentar, simplemente que me ha sorprendido a la vez que encantado desde el título hasta el final!
Saludos
Muchas gracias por tu comentario, Aurora. Yo también estoy encantado si te has entretenido con el micro.
Un abrazo.
Hola, Rafa.
Excelente, como siempre, tu relato. A mí me ha recordado una frase de alguien digno de admiración por su lucidez indiscutible hasta el último aliento de su aprovechada vida, Jose Luis Sampedro, cuando afirmaba aquello tan cierto: «El tiempo no es oro, el oro no vale nada, el tiempo es vida».
Un cálido saludo.
Hay, sin embargo, quien prefiere seguir convirtiendo el tiempo en oro, pese a estar demostrado científicamente (bueno, en realidad no está demostrado, pero debería) que se trata de gente sin corazón, con un elevado índice de mortalidad, y cuya vida resulta ser siempre, allá ellos, muchísimo más triste.
Muchas gracias por tu comentario, Ángel, y un abrazo.
Esos 5 Minutos Más Por Favor son capaces de hacer feliz a toda la humanidad. Brillante ingenio. Tanto como el relato.
Enhorabuena, tocayo.
Suerte y abrazo.
Tocayo, no estaría mal hacer feliz a toda la humanidad. A ver si alguien se decide de una vez…
Muchas gracias por tu comentario, y un abrazo.
Je,je,je. Todo el oro del mundo para prolongar 5 minutos de cama. Brillante
Bueno, ese sería solo el principio. Luego ya iríamos viendo si podemos ampliar ese tiempo, que yo creo que se queda corto.
Muchas gracias por tu comentario, Paloma, y un abrazo.
Me ha en-can-ta-do ese «5 MM PFV» (o más!), que es por todos codiciado.
Mucha suerte!
Besossss
Te confieso, Nuria, que yo a veces, si pudiera, pondría seis de esos relojes (o más) seguidos, uno detrás de otro.
Muchas gracias por el comentario, y un abrazo.
Cinco más y varias veces cinco más. Qué felicidad más inmensa en un tiempo tan corto. Vale más que la carrera que viene después para llegar a tiempo al trabajo. Oro, oro en tiempo. Gran idea al darle la vuelta al dicho para mostrarnos esos instantes de felicidad. Lástima que, hasta la felicidad, la intenten monetizar. Sublime texto, tocayo. Abrazos.
Muchas gracias por tu comentario, tocayo. Bueno, ya que pagamos por casi todo, hacerlo para conseguir esos minutitos de felicidad, creo que sería dinero bien empleado, y que ellos se queden con todo el oro que quieran.
Abrazos de vuelta.