Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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10 AÑOS ENTC: SOPAS DE PAN


Esta es la convocatoria de celebración de 10 AÑOS ENTC.

En esta entrada del blog tenemos el vídeorrelato

SOPAS DE PAN, de Mercedes Jiménez

Ganador de la 3ª convocatoria ENTC en el año 2013.

 

Solo podrán participar los usuarios o participantes de ENTC a lo largo de sus 10 años.

La participación en el concurso será posible a través de  este formulario desde el que se enviará el relato y el seudónimo correspondiente. La organización se encargará de publicarlo debidamente firmado con el seudónimo que nos indique en un plazo de 24 horas.

El relato será INÉDITO de un máximo de 150 palabras (sin contar el título) y tendrá que enviarse antes de las 23 horas (hora peninsular) del DOMINGO 23 DE ENERO DE 2022 cumpliendo estas dos condiciones:

 

CONDICIONES

    • 1 El relato responderá a una composición libre, pero deberá mostrar claramente algún vínculo en el tema, trama, personajes o ilustraciones que podéis ver en el vídeo superior… dicho de otro modo, se mostrará claramente inspirado en parte o todo este videorrelato.
    • 2. En el título o dentro del texto del relato participante debe insertarse un fragmento literal de al menos 4 palabras extraído del relato del vídeo. No se permite variación de tiempo, género, número, ni orden… LITERAL. DE 4 PALABRAS MÍNIMO. Este fragmento, para que sea fácilmente identificado por el jurado… TENDRÁ QUE APARECER EN MAYÚSCULAS.

 

Consultadnos cualquier duda. Revisad bien el texto antes de enviarlo porque, una vez publicado no habrá posibilidad de corregir ni reeditar.

A finales de enero de 2022, el autor del presente videorrelato elegirá entre todos los presentados en esta publicación un relato que participará como FINALISTA para el concurso 10 AÑOS ENTC.

El fallo final del concurso se dará a conocer durante la celebración del 11 ENTCUENTRO celebrado en Arzúa en el próximo mes de marzo.

22 Responses

  1. JAMS

    LA TÓMBOLA, de Ladybug

    Se la entregó su padre sin saber lo que había dentro. Qué suerte hemos tenido —le decía entusiasmado—, además, con un solo boleto. Cuando lo descubrió no quiso decepcionarle, pero a él no le molaba tanto ni le parecía un triunfo aquella bolsa de plástico pegajosa con apenas un dedo de agua donde un pececito rojo le miraba con lacrimosos ojos BUSCANDO UN RESQUICIO DE VIDA.
    Y a su memoria le vinieron otros años y otros premios. Como cuando les tocaron dos sartenes y una palangana blanca. Y la famosa chochona. Hasta un orinal para el abuelo, pero nunca un pez como éste, de carne y hueso.
    ¿Acaso se podía mercar con una vida? Se preguntaba, ingenuo, mientras lo devolvía al río.

  2. JAMS

    RENDIDO, de El Principito

    A Vasili Vasilevich COMER SOPAS DE PAN por sexto día consecutivo, no le importó tanto como el hecho de sentirse viejo e inútil otra vez.
    Aquella misma noche, le hizo una promesa a su mujer.
    – Mañana traeré pescado, mucho pescado.
    – Duerme Vasili, es tarde y necesitas descansar – respondió la señora Vasilevich.
    Al día siguiente, Vasili madrugó para ir a pescar y no tardó en conseguir una pieza extraordinaria.
    Se sentía muy orgulloso hasta que tuvo al pez entre sus manos, vio que sus pupilas brillantes y sus agallas suplicaban más tiempo de vida y, de nuevo, Vasili sintió que debía dejarlo en libertad. Mientras lo devolvía al agua, recordó su promesa, no podía volver a casa con las manos vacías. Se quedó pensativo viendo como el pez coleteaba feliz dándole las gracias.
    Luego, Vasili saltó de la balsa, dejándose abrazar por las frías aguas del lago Karachai en los Urales.

  3. JAMS

    MADRID 1830, de Belfegor

    Viven en unas cuevas cerca del Manzanares, con 14 años tiene que cuidar de su hermana pequeña.
    Atraviesa la muralla de Madrid y se dirige hacia la calle de Toledo. Está buscando a las carreristas, mujeres que se dedican a vender su cuerpo.
    Una, que llaman la cuchillos se apiada de ella.
    Cuenta su situación y lo que desea. Llevándola a un callejón cercano, la instruye y le dice que espere.
    Asustada ve al rato que se acerca la mujer con un gañán. Le dice ábrete la bragueta.
    El hedor es asfixiante, pero por suerte, tarda poco. Se va y la chiquilla vomita apoyada en la pared.
    Con el real que le han dado compra dos huevos y un trocito de carne y se va a la cueva.
    Cuando echa los dos huevos en la sopa de pan, la hermana ABRE SUS GRANDES OJOS, mientras por los suyos, llora.

  4. JAMS

    DERECHO. REVÉS, de Habana

    Derecho. Revés. Derecho. Revés… Teje el guante al ritmo trabajoso de la respiración de la chiquilla. La imagina correteando por la nieve, las manos abrigadas por la lana turquesa que enlazan las agujas, y cada punto del revés se hunde entre los dos que lo flanquean, como si no tuviese cabida en esta burbuja de luz cálida que emana del flexo: un mundo del derecho que une a madre e hija en unas MISMAS GANAS DE SEGUIR RESPIRANDO.
    Derecho. Revés. Derecho… El ritmo se ve interrumpido por un estertor sibilante que desemboca en un espasmo. La madre, rota en gritos, se precipita hacia la cama. Un cuenco vacío de sopa se despeña desde la mesilla. La lividez que parte los labios infantiles en dos escamas moradas asfixia la luz. En el suelo, un último punto del revés se retuerce sobre la aguja, proclamando victorioso su conquista del mundo.

  5. JAMS

    EL BANQUETE, de Carlos

    La mezcla oleaginosa curativa hizo su efecto. El alivio que noto en las manos me da fuerzas para seguir remando hacia la orilla. Más allá, a mi derecha, un grupo de mujeres hurgan el agua con cañas que sostienen largos gusanos blancos. Sus cestas rebosan pescados.
    Vuelvo a respirar hondo, y a pensar en mi esposa enferma ¡OTRA VEZ NADA! QUÉ SE LE VA A HACER. Diré: Tengo perdida la cuenta de las veces que regreso sin captura. Mi memoria, siempre caprichosa, retrocede a su antojo. Permanezco sentado y rememoro la ceremonia inicial de mi primer día de pesca, después que me leyeran la mano. Me prometí: “Jamás llegaré a estar tan hambriento como para comerme un pez”. Ahora debo someterme a las leyes del hambre y llevar a la cabaña algún ejemplar.
    ¡Un pez se revuelve en la barca buscando un resquicio de vida! Volveremos a comer verdura aliñada.

  6. JAMS

    VIDAS EJEMPLARES, de Bartleby

    Me gusta la gente que, como con mirada de buho, ABRE SUS GRANDES OJOS y ve la vida de forma distinta a los demás, que son capaces de captar detalles que para otros pasan desapercibidos y que contienen la esencia para encontrar el camino del conocimiento y la felicidad. Como Simeón, el Estilita, que en el siglo V se encaramó a su columna de piedra, a diecisiete metros del suelo, y allí se pasó treinta y tantos años dedicado a la meditación e impartiendo sabiduría a quienes a su plática acudían. Hasta que el precio del metro cuadrado alcanzó un precio razonable y decidió bajarse y hacerse promotor.

  7. JAMS

    LANZANDO ESPERANZAS, de rizzitos

    Una mañana de sábado, sin más demora comenzamos a lanzar nuestras cañas al agua. Y así transcurrió nuestra larga y dura jornada (si es que se puede llamar jornada a 2 horas de pesca). Mi padre, cansado y un poco frustrado de no haber sacado nada aquel día, decidió por los dos que debíamos irnos (puede que por la amenaza de lluvia, por los concertados planes de esa tarde, por su estado físico, a saber…).
    Decidí dar un último lance para acabar y poder dar a mi padre una alegría de enseñarme a pescar como él solo sabe hacer. ¡OTRA VEZ NADA!, QUE SE LE VA A HACER

  8. JAMS

    LA SILLA, de Matilda Johnson

    Son muchos años viviendo juntos, a ella no se le engaña fácilmente. Comerán sopas de pan porque es lo más barato que se puede comer en Castilla, aunque él insista en que no ha pescado nada y a veces llore porque vio morir a su hermana y no logró llegar a tiempo con la medicina.
    Ella, a fuerza de años de estar a su lado, sabe que LA MEMORIA DEL ANCIANO cada día es más caprichosa; sabe que nunca ha visto la nieve, que no tenía ninguna hermana, que la confunde con la hija que huyó de aquellas tierras detrás de un forastero, que comen sopas de pan porque aquel hombre les robó el poco dinero que tenían, que cada noche con la cuchara en la mano su marido sigue bajando la vista hacia el plato para que la ausencia en la tercera silla no le duela.

  9. JAMS

    AMOR, de Sheldon

    Irina corta rebanadas de pan para hacer sopa. Como ayer, como todos los días desde que escasean los peces. O eso es lo que le cuenta Vasili cuando llega con las manos vacías. Pero ella sospecha que esa no es la verdadera causa, que una especie de misericordia le impide capturar ningún ejemplar. Porque cuando se aproxima el final, uno aprecia más la vida, aunque sea la vida minúscula de un pez. Piensa que lo contrario de la vejez no es la juventud, lo contrario de la vejez es la muerte. RETROCEDE A SU ANTOJO A OTRO TIEMPO pasado, cuando conoció al hombre bondadoso con el que comparte su vida. En realidad, no le importa esa dieta obligada mientras estén juntos. Ha decidido que, si él se va antes, añadirá a su sopa alguna seta de esas que crecen en la linde del bosque.

  10. JAMS

    CAMBIO DE MENÚ, de Carballo

    De nuevo, incapaz de quitar una vida, el viejo LIBERA AL PEZ Y LO DEPOSITA SUAVEMENTE sobre el agua.
    Ya cuenta con los reproches de su mujer por ir de vacío, pero no le importa, lo va arreglar.
    Sobre todo quiere sentirse tranquilo consigo mismo. Sabe de sobra que no podría soportar sobre su conciencia la mirada vacía de un ser sin vida y especialmente el saberse culpable de esa muerte.
    Por eso, antes de ir a casa pasa por la tienda de ultramarinos y compra huevos, patatas, vino y verduras para hacer una buena ensalada.
    Y mientras regresa piensa en como va a justificar ese cambio de menú.

  11. JAMS

    DESPUÉS DE LA TORMENTA, de Doña Urraca

    En la antigua pescadería del puerto se podían ver los restos de la pesca que no se pudo vender la jornada anterior, y que ya empezaban a oler mal.
    Fue una mañana fría, de poca venta. Emilia reparaba las redes, mientras esperaba a su marido, preocupada porque el tiempo desapacible, la lluvia y el oleaje de la costa gallega hizo que solo salieran a faenar los más atrevidos o necesitados. Ella le imploró que no saliera —«TE ESTÁS HACIENDO VIEJO, Martín», le advirtió—, pero él contestó que estaba harto de comer sopas de pan.
    Cerca ya el anochecer, se dirigió al puerto, pues a esa hora debería llegar el barco con una nueva carga, pero solo encontró a otras mujeres, que observaban en silencio el mar embravecido y escudriñaban el horizonte.
    Al día siguiente miraban juntas al mar en calma, y el pescado cada vez olía peor.

  12. JAMS

    LA EXTRAÑA DESAPARICIÓN DE NIKOLAI, de Onírica

    ESTÁ CAYENDO LA NOCHE y la quietud es tal en el lago que nadie diría que hay vida en sus gélidas entrañas. Pero el pertinaz Nikolai sostiene su caña hace horas, inmóvil como una estatua. Ni siquiera su pecho osa moverse al respirar. No quiere regresar a casa otra vez de vacío y escuchar cómo la voz de Raisa pasa del desconsuelo al reproche en tan sólo cuatro palabras: “Qué viejo estás Nikolai”. De pronto, una fuerza extraordinaria arrastra caña y pescador al agua.
    Nikolai no volvió a casa y su enigmática desaparición a orillas del lago Baikal sólo fue llorada por los ojos resecos de Raisa. Ahora, toda la nada que tenía era para ella sola y se le hacía demasiado.
    A Raisa le hubiera gustado conservar la alianza de Nikolai de recuerdo junto a la suya, pero los esturiones son famosos por el caviar no por sus sentimientos.

  13. JAMS

    PIÉLAGO. de Procrastinator

    Su esposa lo ha visto consumirse poco a poco. El mejor marino de la comarca, el pescador más admirado y más querido. Ahora, ya anciano, su semblante se va encogiendo a medida que su mente navega rumbo al olvido. Sale a faenar con su pequeño bote y regresa al anochecer, con las manos ensangrentadas por el sedal y sin ningún trofeo que anime su espíritu. Ya no habla, apenas come y la luz de sus ojos se apaga.
    Hoy, como todas las mañanas, se levanta temprano para prepararle el café, observa con cariño cómo lo toma, aún humeante. Él, antes de irse, acaricia al perro y, acercándose a ella, la abraza y le da un beso en la mejilla como antaño. En ese momento siente un escalofrío recorrer todo su cuerpo.
    ESTÁ CAYENDO LA NOCHE, ella sabe que no volverá.

  14. JAMS

    SAMARITANO, de Wenceslao Izquierdo

    Tras la extremaunción, el sacerdote se acerca al moribundo y le dice al oído “gracias por donar todos tus bienes a la parroquia”. Entonces, el anciano ABRE SUS GRANDES OJOS PARA NO ABRIRLOS MÁS.

  15. JAMS

    ¿POLLO O PESCADO?, de Elder Lamaleta

    Pollo. Pegaba fuerte, el sol. Sí, se comía mucho pollo. “Pasar por la farmacia”, se recordó. El pollo iba bien, pero… su caña se dobló, el nylon se tensó y el pez fue a parar al fondo de la barca… el pescado estaba mejor. Mmm, este, a la sal, haría las DELICIAS DE SU MUJER encamada cuarenta días por fractura de peroné, pensó mientras lo descamaba, lo abría en canal, y lo lavaba en el mar, como hicieran su padre, su abuelo y su tatarabuelo.
    Feliz, de vuelta a casa, con el pescado en una mano y el paracetamol en la otra,
    – ¿Trajiste el…?
    – Sí, lo traje.
    – ¿Y sabes si queda pollo en la nevera?
    – No sé. ¿Pollo, dices?
    – Me apetece un caldito. Para sopitas de pan.
    – No querrías mejor…
    – ¡Mira! ¡Mis brazos! ¿Son escamas? ¿Me estaré volviendo sirena?
    – Pollo entonces.

  16. JAMS

    ANDORIÑA, de Egomet

    Desde la víspera, habían anunciado mala mar. Pero ,DESPUÉS DE DÍAS SIN PESCA, Gilberto Lobeiro, hijo de marinero y con parte de su árbol genealógico perdido en la Costa da Morte, había decidido salir a faenar . La expectación en la bocana era grande y todos hablaban de su proverbial arrojo. «Podría dar sopas con honda al mismísimo Neptuno», exageró alguien. El médico del pueblo, más comedido, terció mirando al horizonte embravecido : «Me da que para lidiar con este temporal hace falta algo más que mitología».
    Gilberto Lobeiro no necesitó acudir a la retórica para convencer a dos viejos compañeros de fatigas. «Con él, hasta el infierno», decían exaltados. Y allá que se fueron. Nunca regresaron, pero de un tiempo a esta parte se han visto golondrinas revolando por el puerto. Dicen que anidan bajo el tejado de Gilberto.

  17. JAMS

    ORIGAMI, de América

    Todo me llegaba amortiguado, como si entre la realidad y yo se interpusiera un cojín relleno de muelles que se estiraban y se encogían apretujando mis GANAS DE SEGUIR RESPIRANDO. Las sirenas, los semáforos titilantes, la lluvia repiqueteando sobre la calzada y los gritos de horror.
    Yo miraba el cielo que tenía un gris precioso pero cada vez más oscuro. Entendí que el cielo no se estaba oscureciendo, sino que se estaba acercando, como la gente que transitaba por las aceras con sus perros, como las ramas de los árboles de la avenida que empezaban a rozarme la cara.
    Alguien estaba plegando la ciudad, con dobleces que me rodeaban quitándome el aire. Cuando el pliegue izquierdo del cielo me aplastó la nariz, y el derecho apuntaló la presión, cerré los ojos a la oscuridad.

  18. JAMS

    LA MEDICINA, de Agüerojero

    El establo se mostraba casi vacío y limpio. El tiempo de ordeño y acarreo a bieldo de los coloños de hierba se había sustituido con el de la limpieza. Carmen fregaba la cuadra, incluso de rodillas, restregando con rabia y fuerza la bayeta contra las esquinas de los calces y sacando el brillo a las maderas del pesebre. Todo con tal de ocultar a su marido Ángel la realidad de su situación. Ángel agonizaba en el dormitorio de arriba.
    ─Dios mío, su cara PARECE UNA ESCAMA MORADA, decía Colasa mientras azuzaba al burro camino del muelle de Ambojo donde lo dejó atado.
    Pasó la barca y subió al trasatlántico de Nueva York, recién atracado. Allí estaba con el paquete de medicinas Amalio, el maquinista, vecino del pueblo. Colasa, como cada mes, le entregó el dinero. El valor de una vaca.
    ─Amalio, ya solo me quedan una vaca y el toro.

  19. JAMS

    SUS LABORES, de Housewife

    Hace un par de semanas, mientras Marushka quitaba a paladas la nieve del tejado de su cabaña, resbaló y cayó desde gran altura, rompiéndose una pierna y las dos muñecas. A sus noventa años, acostumbrada a hacer ella todo lo de la casa, da ahora órdenes al marido desde la cama.
    —¡Alexei, hace media hora que te he pedido el orinal!
    —¡Alexei, atiza la chimenea, que me estoy quedando helada!
    —¡Alexei, échale agua y hierba a la cabra!
    —¡Alexei, eres un inútil, TE ESTÁS HACIENDO VIEJO!
    Y el pobre anciano, que lo único que sabía hacer era beber vodka en la cantina y cantar con sus amigos, tuvo que ponerse el delantal y obedecer, qué remedio. Por suerte, está aprendiendo rápido y lo que más le gusta son los fogones. Ya sabe preparar paté de caviar y unos arenques con salsa agria que consiguen dejar boquiabierta a su exigente mujer.

  20. JAMS

    EL VIEJO Y EL MAR, de Vellorita

    Antes de hacer sus abluciones, se echa al bolsillo un trozo de pan y camina despacio hasta el embarcadero. Allí espera su barca, tan vieja como él, y se adentran hasta donde les dan las fuerzas. El hombre desmiga cuidadosamente el pan y espera. Quizá hoy sí, piensa. Varios ratos después percibe un destello irisado que se acerca. La emoción tira de él hasta ponerlo en pie. La barca mitiga el movimiento de las olas. Que no se caiga, suplica elevando su proa al cielo. Para ayudar a su vista cansada, el hombre se pone la mano de visera y observa. El destello se acerca. Ya casi puede tocarlo con la mano. Casi.
    La desilusión lo tumba de un manotazo. La barca amortigua el golpe, tiene experiencia. MIENTRAS REMA HACIA LA ORILLA, ambos recuerdan en silencio ese tiempo en que había peces de verdad en lugar de bolsas de plástico.

  21. JAMS

    SOPA DE FIDEOS CON POLLO, Sueños Imposibles 2022

    Aurora arrastra los pies. Está cansada pero no tiene prisa. Hoy es uno de esos días en los que necesita demorar la vuelta a casa. Necesita olvidar los últimos ojos que, con GANAS DE SEGUIR RESPIRANDO, se agarraron a los suyos en la UCI del hospital. No se quita de la cabeza a esa chica boqueando como pez fuera del agua… No era la única, claro, pero sí la que se llamaba como ella, la que tenía los mismos años. Y la que, a pesar de su coraza y del equipo de protección, consiguió clavarle los ojos en el corazón. Lleva dos horas caminando, sintiendo el aire frío de enero, y ya es suficiente. Compra sopa de fideos con pollo en el chino de siempre y sube a casa. No necesita explicarse: al ver la sopa, su chico ya entiende. Anda, entra, le dice, y la abraza muy fuerte.

  22. JAMS

    JUNTOS DE NUEVO, de Glauka

    Se está haciendo viejo, lo sabe y lo peor, su mujer se lo recuerda todos los días. Después de tomar sus medicinas se dirige al lago, que HOY PARECE UNA ESCAMA MORADA, para pescar como todos los días aunque hoy se ha prometido que será diferente, hace sesenta años que su pequeña Sasha cerró los ojos por última vez.
    No llevaba mucho tiempo con la caña tirada cuando el ejemplar picó el anzuelo, esta vez cuando miró esos ojos brillantes el recuerdo de su hermana se convirtió en un reflejo de su carita sonriente que lo empujó a dejar el pez en el cubo.
    Hoy con las sopas de pan comemos pescado.
    Suena la sirena de la ambulancia. Vasile se ha atragantado con una espina de pescado, no se ha podido hacer nada.

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