Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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19. El hombrecillo (Susana Revuelta)

Con el confinamiento, lo de llevar pan a los patos del estanque y deshojar margaritas, «sí, no, sí, no…» se le fastidió, pero se sintió aliviado pues siempre salía que no y se quedaba muy tristón.

Una mañana vinieron unas palomas a posarse en la ventana de la mansarda donde vivía. Al principio les daba miguitas, después las sobras de la comida, hasta que la relación se fue estrechando y ya les cocinaba recetas que veía en la tele: ensaladilla rusa, lentejas estofadas… Los domingos, lechazo o merluza rellena, y de postre, flan. Confiadas, comían de su mano, por eso se animó a usarlas como mensajeras para enviar sus poemas de amor a Dorita, la portera. Pero se habían puesto tan gordas que ni una pudo desplegar las alas y volar hasta la portería.

Ahora anda tan liado haciendo canelones, purés y empanadillas que casi, casi, casi, ni piensa en ella.

 

11 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    No hay nada como tener un buen entretenimiento cuando el tiempo despacio, si no es posible o recomendable salir ni hacer lo que hasta poco antes era considerado normal. Tu protagonista, tan solo separado por unos pisos de la mujer de su interés, ha encontrado una afición que nunca supuso que iba a llenarle tanto, más un público con plumas que también está resultando muy lleno, en sentido literal. Tal vez, si se pasa a las nuevas tecnologías, whatsapp, por ejemplo, muy presentes en este tiempo, pueda retomar sus sentidos poemas y abrir su corazón. Todo es ponerse y él parece saberlo mejor que nadie.
    Un relato positivo y divertido.
    Un abrazo, Suerte y feliz año, Susana

    1. Por razones de fuerza mayor cambió los patos del parque por las palomas del tejado, las migas dd pan por platos elaborados, el deshojar la margarita por sus poemas dd amor. Como bien sabemos todos, hay que mantener la mente ocupada para no darnos de bruces con la realidad, pero a veces ni con esas: como dice la última frase, no logra quitársela de la cabeza del todo.
      Un abrazo, Ángel.

  2. Ignacio Feito

    Yo creo que has poblado la cosa de alegrías culinarias y de toda clase, flores y mansardas y vuelos y Doritas, pero no has conseguido reprimir un no sé qué de punzante melancolía que invade la escena, a mi modo de ver, desde el principio hasta el fin, palabra tras palabra, lo que queda es amargor del bueno. Besos.

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