19. Hurto
Un hombre de cierta edad dormita recostado en la ventana del tren. La mujer apoya la cabeza sobre su hombro con mayor cautela de la que desearía, para no despertarle. Observa su mano con ademán clandestino, casi como una voyeur. Un anillo evoca décadas de cariño y probablemente también disputas y algún período de hartazgo, quién sabe, los recuerdos y las quimeras siempre acaban por desdibujarse. Por unos minutos el mundo le pasa desapercibido y se reconoce dichosa. Cuando parece que el hombre se revuelve a punto de regresar de su letargo, ella se levanta con sigilo y cargando una pequeña mochila que encierra todo lo que le queda en la vida, se dirige a una puerta para bajar en la siguiente parada. Sentada en la estación, espera la oportunidad de robarle a otro desconocido un fugaz momento de intimidad.
Para ser una ladrona, parece que está muy a gusto y que disfruta del momento o más bien parece que es él, el que la tiene secuestrada. Desde luego, si es capaz de zafarse de ese abrazo tan rotundo, es una ladrona de intumidad,excelente.
Suerte y feliz noche.
Sí, es cierto 🙂 Me he tomado una cierta libertad interpretando la foto. Gracias por la lectura, un saludo.
Tan grande es su soledad que necesita hurtar momentos de cariño furtivos. Atesora momentos vividos.
Buen relato, Lluís.
Besos.
Muchas gracias, Pilar. Besos y suerte.
Hay quienes viven del bien de los demás. Espero que le vaya bien porque a veces también se termina y no podrá seguir con esa manera de subsistir. Suerte Lluis
Besicos muchos.
Gracias por tu comentario Nani. Besos!