Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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15. PERLA (Mariángeles Abelli Bonardi)

Comienzo como una molestia; un ínfimo grano de arena que escuece ahí, en lo blando de la valva. Intenta expulsarme y no puede; escuezo más; y entonces me cubre con suaves capas de nácar.
Mecida por las tibias aguas de la Polinesia, pacientemente, me armo de valor: mi talla, una forma deseable de “lágrima” o esfera perfecta y la rareza de mi color— casi toda la gama entre el blanco y el negro— serán lo que mirará quien me cultiva, me pesa, me vende, me compra, me enhebra, me engarza y me pone en el anillo, el collar, la pulsera, los pendientes, la punta de la corona y el entrecejo del Buda quizás sin saber que día tras día, año tras año, capa tras capa, dejé de ser esa molestia, ese escozor, ese ínfimo grano de arena que estaba ahí, en lo blando de la valva.

 

8 Responses

  1. Así es, casi todas las cosas bellas se obtienen con esfuerzo y eso que nos dicen que a la vida no hemos venido a sufrir pero relatos como el tuyo hacen perder credibilidad a esa frase.
    Tu relato es el la vida contada desde el punto de vista, paradójicamente, de un cuerpo inanimado.
    Feliz tarde lluviosa de abril…

    1. Hola, MERCEDES. Muchas veces se piensa en la belleza como un don divino, un regalo del cielo que se otorga a unos pocos, caprichosamente; por eso me gusta especialmente tu reflexión sobre las cosas bellas: no sólo es cierta sino exacta, porque en la mayoría de los casos, las «perlas» de nuestras vidas se han gestado así: capa a capa, día a día, esfuerzo a esfuerzo…
      Contar la vida desde el punto de vista de este singular «cuerpo inanimado» ha sido una experiencia enriquecedora, inspirada por ENTC, y eso es de agradecer.

      Feliz tarde soleada de otoño…

      Mariángeles

  2. Ángel Saiz Mora

    Todo comienza con un pequeño detalle. A veces, lo que puede parecer molestia, la invasión aparente de un enemigo hostil, viene para quedarse y toda resistencia carece de sentido. Entonces solo queda abrazarlo como propio, enriquecerse con su presencia, dejar que cumpla la función por la que llegó, aunque al principio no lo entendiéramos, que nunca fue otra que la de enriquecernos y hacernos más interesantes y completos.
    Un relato que habla de un proceso natural, aunque, lejos de conformarse con una interpretación, por así llamarla, solo didáctica, tiene ecos de sabiduría aplicables a esos seres pensantes y complejos de los que formamos parte.
    Un abrazo y suerte, Mariángeles

    1. Hola, ÁNGEL. Hay detalles que, por nimios que parezcan, no se pueden dejar de notar, porque influyen en todo: la percepción de nosotros mismos y del mundo. Una vez que irrumpen, cambian la vida que conocíamos y no vuelve a ser la misma; no volvemos a ser los mismos. De ahí que la clave esté, como bien decís, en abrazar esos cambios, que tienen su razón de ser, por más que al principio los resistamos o no los entendamos.
      Me complace que el relato vaya más allá de la interpretación didáctica. Después de tanto tiempo en compañía del verde, el blanco no me decía nada (en cierto modo es un no-color), y entonces la luna con unicornio que veía en la ilustración alusiva se transformó en perla, y me pareció lindo ahondar en su génesis; en cómo algo tan bello, tan perfecto, puede surgir de algo «negativo», que molesta, como el grano de arena molesta en el interior de la ostra.

      Gracias por obsequiarme tus ricos comentarios; no tienen desperdicio.
      Como siempre, un placer leerte.

      Otra abrazo y suerte para vos,
      Mariángeles

  3. Barceló Martínez

    Hola, Mariángeles. Nos dejas una «perla» de relato.
    Una curiosidad que quizá no conozcas, aunque lo más seguro es que hayas oído hablar de ellas, o incluso que tengas alguna. En España, concretamente en Manacor (Mayorca), se producen perlas orgánicas, a través de un proceso de fabricación muy curioso que termina con un baño de «esencia de perla» un extracto que se obtiene de elementos orgánicos procedentes del mar Mediterráneo gracias a un una técnica única secretamente guardada. Las famosas perlas de Majorica, seguro que también quedarían muy bien en uno de tus relatos.
    Un abrazo.

    1. Si alguna vez llego a ir a España, BARCELÓ; ya sé qué me voy a traer de recuerdo… 😉
      Y no; no conocía nada de las perlas de Majorica, lo cual vuelve aún más valioso tu comentario… ¡Y qué no daría por saber la técnica secretamente guardada del «baño de esencia de perla»! Ese detalle me encantó, y no hay duda de que le iría muy bien al relato.

      Un placer leerte, como siempre.

      Otro abrazo para vos,
      Mariángeles

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