Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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27. De nido a nicho (Edita)

Siendo todavía un adolescente imberbe, construyó una casa sin ayuda ajena, en secreto, aprovechando momentos de ausencias o siestas familiares. Nadie supo jamás que poseía aquella vivienda individual en plena naturaleza, rodeada de fauna y flora. Siempre que algún problema lo desbordaba, desaparecía unas horas; se refugiaba en su palacete y no volvía hasta superado el desaliento. Al principio, preocupaban estas escapadas; pasados los años, todo el mundo conocía su manía, e incluso lo animaban a irse cuando el decaimiento era evidente.

En una ocasión, las horas de espera se volvieron días; teniendo en cuenta la edad del desaparecido y que no había llevado la medicación ni ropa de abrigo, iniciaron la búsqueda. Los perros adiestrados dieron con su rastro, que los dirigió a un viejo roble en las entrañas profundas del bosque. Una escalera tosca y medio deshecha les hizo levantar la vista. Arriba, la casita de madera, más increíble que real, albergaba un cuerpo rígido.

Investigación y autopsia concluyeron que, dado el deterioro de varios peldaños, seguramente rotos en su último ascenso, el anciano no se había atrevido a bajar.

 

8 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    De existir una mención especial a un relato basado en el tema que se propone, creo que el tuyo tendría muchas posibilidades. Una casita infantil es un lugar singular, lo digo por experiencia (en la adolescencia construía pequeñas cabañas con mis amigos), un espacio al margen de las leyes del mundo y de sus aristas. Para tu protagonista se trata de un refugio, una puerta a través de la que acceder al propio interior, donde mostrarse tal y como en verdad es, para reponer fuerzas a nivel psíquico, necesarias para seguir tirando. Es lógico que al final de la vida y, ya cansado de ella, decidiese partir desde allí a la otra, hacer de lo que fue nido, nicho.
    Un relato que, más allá de una aparente tristeza, no hace sino recordarnos que todos necesitamos un emplazamiento propio e íntimo, y que la vida pasa por unos ciclos inevitables.
    Un abrazo y suerte, Edita

  2. Un final nada esperado es lo que me ha dado la llave para imaginar y vivir todo el suceso. Estamos tan acostumbrados a leer y ver películas con tramas paralelas, que nunca hubiera pensado que ese hombre ya anciano, siguiera viviendo sus depresiones en soledad.
    Me ha gustado leerte Edita, feliz viernes acuoso.

  3. Quién no ha soñado con tener una casita en un árbol donde tener su propio mundo y su vía de escape, y quién no se sorprende al final, al darse cuenta de que esa medicación y ese abrigo olvidados ya no se refieren a un niño sino a un anciano con depresión… ese detalle da cuenta de lo bien que escribiste el micro, EDITA… ¡Me encantó!

    Un beso,
    Mariángeles

  4. Juan Antonio

    Hola Edita, hace ya bastantes años construí una cabaña cerca de donde vivo para los pequeños de la calle, entre ellos mi pequeña. No se veía dónde estaba, aunque se pasara por el lado.
    Te cuento todo esto porque para darte las gracias, porque tu relato me ha trasladado a aquella cabaña rodeada de niños, merendando y contándoles historias.
    Fabulosa como siempre.
    Un abrazo, suerte

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