Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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29. La novia (Susana Revuelta)

Mientras la vestían para la boda, fantaseaba toda histérica con que el gato le rasgara con las uñas el velo nupcial o se le rompiese un tacón. O una pierna. Se tranquilizaba imaginando que, al apearse del coche engalanado de flores, una furgoneta derraparía a su lado sobre un charco y la salpicaría entera. Cualquier cosa, lo que fuera, con tal de suspender la ceremonia.

Pero entró a la iglesia sin contratiempos. Espectacular, sí, aunque también sudorosa: demasiado encaje, demasiada gasa, demasiado brocado y tul, demasiada gente mirándola. Y entre eso y los nervios empezó a temblar y a notar cómo se derretía el maquillaje: desde las pestañas le goteaba el rímel y un manchurrón le ensució el escote. Tan atacada estaba por este percance que confió en que quizás, ahora sí, ante tamaña adversidad, no se celebraría el enlace.

Al llegar al altar, el novio la miró divertido, le susurró cariñoso «estás preciosa» y le besó delicadamente el cuello. «Podría» ―pensaba ella aún, sin poder dominar el pánico de interpretar el papel de protagonista―, «dar un traspié, desestabilizar ese cirio y ponerme a arder como una tea». Pero en vez de eso se oyó diciendo, con voz segura, «sí, quiero».

 

 

8 Responses

  1. Rosalía Guerrero

    Desde luego, con tantas dudas esa novia no debería haber llegado hasta el altar. En este caso la haría feliz no ha el mal ajeno, si no en su propia piel para escapar de una situación que la aterroriza. Pobrecica, me da pena. Espero que después de la ceremonia todo vaya mejor.
    Un abrazo y suerte.

  2. Bueno, lo que intenté reflejar es el pánico escénico, y en estee caso el deseo íntimo de evitar interpretar ese personaje que no es ella. Es ella, por un lado y el rol de ese día, por otro, que la paraliza de miedo. Pero casarse sí quiere.
    La propuesta del mes la he interpretado un tanto subjetivamente.

    1. Rosalía Guerrero

      ¡Pues yo no debo padecer demasiado miedo escénico, puesto que lo he interpretado tan mal! Mejor así, seguro que son muy felices.
      Un abrazo.

  3. Rosa Gómez Gómez

    El miedo escénico es muy natural y más frecuente de lo que pensamos. Yo lo he sentido muchas veces, y me anula, no soy yo.
    Penita me da de esta novia obligada a ser el blanco de miradas, y críticas.
    Me alegra que no sea por desamor.
    Hay que desearle una horita corta.
    La TRANSCENDENCIA que damos a la novia es demasiado.

  4. Exacto. Es un desapego hacia una misma que se experimenta cuando se anticipa una situación de pánico escénico, y da igual que sea un acontecimiento deseado. Se pasa mal, y una no puede evitar fabular que lo esquiva, desear no estar allí.

  5. Ángel Saiz Mora

    Ser el blanco de todas las miradas y la protagonista indiscutible es algo que muchas personas, a priori, querrían, pero para otras supone un trago incómodo, un trámite que se desea pase cuanto antes, tanto, que un mal propio, en este caso, que evite ese cáliz, se vislumbra liberador. Pasado el «sí quiero» ya le queda menos y la tensión irá aflojando.
    Un abrazo y suerte, Susana

  6. Una novia llena de dudas. Desconocemos la causa de su zozobra. ¿Sospechará que su futuro marido aúlla cuando hay luna llena? ¿Habrá tenido esa noche un sueño premonitorio y nefasto? Aunque ya veo/leo en tu respuesta que la cosa no va por ahí. En cualquier caso comunicas muy bien la desazón. Mucha suerte.

  7. Isabel Cristina Fernández Sánchez

    Susana,
    Puede que tu interpretación del schandenfreude sea un tanto subjetiva, como tú misma dices; sin embargo la lectura de tu micro ha sido un gustado; bien escrito y bien llevado los tiempos y actos.
    Nos leemos

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