Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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30. GRUPO DE APOYO (Mariángeles Abelli Bonardi)

Para no ser menos que los kalópsicos, que veían bellas fealdades muro de por medio, habían creado el suyo, y desde entonces, la asistencia había crecido hasta llenar la sala.

Cómodamente sentados, chupando caramelos de miel, solían empezar los más chicos: que cómo habían llenado de goles el arco del otro equipo, que cuánto se habían reído a costas de tal o cual, que cuánto miedo metían y lo mucho que les gustaba hacer bullying… Los adultos aplaudían viéndoles futuro, y buscaban, por su lado, hacer escuela: había quien filmaba vergüenzas y fracasos para luego subirlos a las redes sociales, y los más hipócritas planeaban resonantes estafas sin la menor compasión… ¿Por qué no disfrutar del sufrimiento ajeno, si para eso estaba? La alegría inocultable de saber en desgracia a aquel envidiado, el sádico placer de enterrar el cuchillo en otro cuerpo, el político deleite de saberse seductor e impune… La reunión se cerraba con broche de oro, ese proverbio que el grupo ya se sabía de memoria:

«Cuando cayere tu enemigo, regocíjate,

y cuando tropezare, que se alegre tu corazón,

para que el Diablo te mire,

y así le agrades.»

10 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    No hay nada peor que normalizar lo inaceptable. Nada más peligroso que alimentar de forma constante, con la fuerza que proporciona saberse parte de un grupo, actuaciones desalmadas, solo por el gusto de disfrutar del mal ajeno. Mejor que no se crucen en nuestras vidas estos sectarios feroces.
    Un relato que muestra que somos capaces de lo peor y de justificarlo.
    Un abrazo y suerte Mariángeles

    1. Tenés razón, Ángel querido. A cierta gente es mejor perderla que encontrarla, más si es un sectario feroz que, sabiéndose parte de un grupo, disfruta del mal ajeno, y encima lo justifica. Tremendo saber que existen «schadenfreude» como éstos.

      Otro abrazo y suerte para vos,
      Mariángeles

  2. Rosalía Guerrero

    Mariángeles, solo puedo decir que has dibujado un retrato perfecto de la sociedad en la que, por desgracia, vivimos. Demasiada gente falta de empatía. O quizás es que nos diseñaron así, no sé.
    En cualquier caso, un abrazo y suerte.

    1. Querida Rosalía: yo diría que la falta de empatía es la punta del ovillo, el comienzo de todos los hechos y actitudes que hacen que a las personas no les importen las desgracias ajenas y encima se regodeen en ellas… Ojalá que el tiempo nos traiga reflexión y mejoremos como sociedad.

      Más abrazos y suerte para vos,
      Mariángeles

  3. Barceló Martínez

    Hola, Mariángeles.
    Cuando uno imagina un grupo de apoyo lo visiona como en las películas: un grupo de gente contándose sus problemas y sus miserias y ayudándose a superarlas y ser mejores personas. Éste que describes es un grupo de apoyo literalmente inverso, se dedica a autoafirmarse y retroalimentarse en sus maldades. Me da muchísimo «yuyu», líbrenos Dios de tales individuos.
    Un cálido saludo.

    1. Querido Barceló: te diré que diste en el clavo. Teniendo en cuenta la imagen arquetípica de un grupo de apoyo – esa que nos dan las pelis – quise que éste fuera literalmente inverso, un grupo de apoyo «por la negativa» cuyo único propósito fuera autoafirmarse y retroalimentarse en sus maldades… A mí también me dan «yuyu» este tipo de grupos y personas que, por desgracia, por como está actualmente el mundo, ojalá fueran mera ficción…

      Otro cálido saludo para vos 🤗🤗😇😇

  4. Rosa Gómez Gómez

    Está claro que hay gente para todo, incluso para las maldades. Aunque yo pienso que son los menos.
    Muy bien dibujando ese grupo de autodestrucción del prójimo, niños y adultos en retroalimentación continua.
    ¡No demos ideas!

    1. Tenés razón, Rosa, mejor no demos ideas porque hay gente para todo, en este caso, un grupo de personas que «se apoya» alimentando un ciclo vicioso de maldad continua… ¡Ojalá que sean los menos, como vos decís!

      Besos😘😘😇😇

  5. Madre mía, da verdadero pavor ese Grupo de Apoyo tan creativo y bien organizado en busca siempre del mal ajeno. No sé si existe algo parecido, pero seguro que habría más de uno dispuesto a sumarse a sus filas. En los tiempos que corren las maneras de hacer el mal se han sofisticado mucho. Hablas de redes sociales, con la de posibilidades interesantes que nos ofrecen, son al mismo tiempo una de las mejores herramientas para hacer daño al otro. Tu micro nos trae un abanico de buenos ejemplos (no para imitarlos precisamente) que recogen la esencia de la convocatoria. Besos y suerte, Mariángeles.

  6. Así es, Juana; no puede menos que dar pavor este «grupo de apoyo». No sé si literalmente exista un grupo así; para crearlo me basé en la introducción a esta propuesta enteciana del «schadenfreude» y en todos los ejemplos de placer malevolente en los que pude pensar, y no tuve que pensar mucho, porque como decía Eduardo Galeano, «la realidad te regala tantas historias que no hay libretita que te alcance». Por cierto que no son ejemplos para imitar, pero me alegra sobremanera que capten la esencia de la convocatoria.

    Besos y suerte para vos 😘😘😇😇

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