46. La censora del deseo
El oficio de doña Pura es censurar lo incorrecto. Visiona las películas antes de su proyección. Recorta besos, escotes y caricias que va guardando en su maletín… Hace lo mismo con las escenas ardientes de los libros y los desnudos de los lienzos. Pero su poder censurador no termina ahí: también pasea por las calles y retira las imágenes sensuales de la vida real, unos labios entreabiertos, un torso masculino o unas caderas que hacen temblar la tierra con su vaivén.
Satisfecha con la criba, doña Pura vuelve a casa con el maletín a cuestas. A veces, por las rendijas de la cremallera, se escapa alguna mirada lasciva, una lengua traviesa, una gota de sudor provocativa que alza el vuelo en forma de vapor. Las deja ir. Incluso ella, tan recta y casta, sabe que es casi imposible mantener el deseo a raya en un solo día. Hay que perseverar.
Para terminar la jornada, clasifica los recortes impuros de manera que las autoridades puedan proceder fácilmente a su inspección. Una vez en la cama, repasa los momentos más eróticos que ha capturado, saca su «juguetito» prohibido de la mesilla de noche y censura todo lo que viene a continuación.
Como dice el refrán: «Consejos vendo que para mí no tengo». Los guardianes de la corrección ajena, tanto más cuanto más estrictos, a veces son los peores, porque no hay nada peor que la hipocresía.
Un abrazo, Elena, y suerte con esta censora de doble vida.
Gracias, Ángel, pobre doña Pura, con tanto prejuicio y ya pronto se caerá a trozos 🙃
Enhorabuena, Elena. Al libro de cabeza, y sabes que en esto afino bastante.
Besos.
Que tú te pases por aquí ya es un mérito en si mismo, a la par que un regalo, sobre todo para mis oídos. 🤗🌹
Al final, Doña Pura no era tan pura como quería hacer creer… ¡Bien escondido que lo tenía al «juguetito»! 😉😁😄
Muy bueno, me encantó.
Un abrazo grande,
Mariángeles😇😇
Ay, ni se sabe la artillería que tiene esa mujer en la mesilla, jajajaja 😂
Pobre doña Pura, que de tanto visionar para censurar no ha encontrado otra forma de sacar esas imágenes de su cerebro, jajajajaja.
Un abrazo y suerte.
Sí, pobre, qué tortura 😂
Ja,ja,ja Elena. Caramba con Doña Pura. Muy bueno, enhorabuema.
Ay, qué alegría verte por aquí. Avisa si te decides a escribir 🤗
Tan profesional es Dña. Pura (el nombre, magistralmente elegido), que lleva la censura hasta las últimas consecuencias: la autocensura. Muy bien montada la historia, entrelazando narración creíble con imágenes totalmente fantasiosas.
A mí me da que doña Pura se censura después de. Bueno… ¡Quién sabe! Quizás no 🙂
Ave María Purísima, cuantos pensamientos impuros purifica Doña Pura con ese juguetitpo tan purificador.Te ha salido uno de esos micros tan tuyos, tan divertidos y bien escritos, con la palabra justa en el momento adecuado. Fetén. Felicidades y suerte
Saludos!!
Gracias, Javier, hasta doña Pura sabe que no solo de pan vive el hombre, ni la mujer tampoco, jaja. Gracias por comentar, es un lujo que me leas.
Censurar estresa mucho y no viene mal un «satisfayer» para liberar tensiones. Y qué mejor placer que censurar al personal por los vicios que uno mismo tiene. Ya lo dice la Biblia, lo del la viga y el ojo… Saludos, Elena, y suerte.
Ay, sí, yo también pensaba en eso, en lo de la viga en el ojo, jeje. Gracias por leer y comentar.
¡Qué bueno! El final es redondo, el ritmo y la prosa perfectas. Enhorabuena por el resultado.
Gracias, qué bueno que te guste. Un abrazo y gracias de nuevo por pasarte a leer.
Estupendo relato. Ese contraste entre el desarrollo que se mueve dentro de lo fantástico con imágenes poderosas pero que acaba con ese final en el que el deseo se hace realidad y carnal.
¡Enhorabuena!
Gracias, Gema, por tu comentario. Un saludo.
Qué trabajo tan desagradable el de Doña Pura. Me da a mí que esto tenía que ser más o menos habitual, me imagino a los censores cinematográficos con una caja llena de recortes de fragmentos prohibidos, estilo el final de «Cinema Paradiso», «relajándose» a solas con ellos en casa. ¿Y los de los libros? Como curiosidad, te cuento que tengo una edición antigua de «1984» en español donde faltan varios fragmentos y frases de la obra original.
Un abrazo y suerte.
¡Gracias por tu comentario! Sí, lo de Doña Pura es un oficio tan sombrío como… entretenido, según se mire. Me encanta que hayas traído a colación Cinema Paradiso —ese montaje final podría estar perfectamente guardado en su maletín, esperando la noche para “relajarse”, como bien apuntas.
Aunque a mí la doña Pura casi me produce tristeza, atrapada entre la represión y su propio deseo.
Muy interesante lo de 1984, por cierto.
Abrazos y gracias por comentar.
Ya veía yo venir que doña Pura no iba a poder resistirse a tanta tentación, jaja. Qué ganas me entran de gritarle que se suelte la melena. Mucha suerte, Elena. un abrazo fuerte.
¡Jajaja, sí! Doña Pura se resiste, pero la tentación siempre encuentra camino. Gracias por el comentario.¡Un abrazo fuerte!
Un micro divertido y muy bien elaborado en el que doña Pura, a pesar de los pesares, saca a relucir su «juguetico».
Bien por ella.
Y para ti un abrazote.
¡Jajaja, gracias! Al final, Doña Pura también tiene lo suyo… aunque bien guardadito. Abrazos.
Hola Elena.
No me extraña que doña Pura tenga ese juguetito prohibido en la mesilla. Menudo calentón tiene que llevar al acabar el día. 🤣🤣🤣
Muy bueno.
Un beso enorme. 🤣
Jajaja, cierto.