84.La pérdida (montesinadas)
Esa misma tarde dejó de comer. Los días siguientes se le empezó a caer el pelo y apenas si se movía. Apoltronado durante horas en su lado del sofá lanzaba profundos suspiros. La apatía y la falta de interés ante cualquier estímulo se convirtió en un comportamiento habitual. Y el llanto, no olvidemos el llanto, le creaba legañas, tan consistentes, que le producían heridas cuando intentaba quitárselas.
Algunas veces, en un pico de crisis se automutilaba a mordiscos o se enfrentaba a otros más grandes con un deseo evidente de dejarse atrapar por sus mordeduras. Tomó la costumbre de restregarse el lomo dejando emplastos de pelo y sangre en las paredes.
Al anochecer, siempre a la misma hora, se quedaba inmóvil ante la puerta con la pata levantada. Le abríamos y bajaba solo y mustio. Caminaba despacio, tambaleante y se detenía en la puerta de la funeraria donde orinaba invariablemente. Luego se dirigía a la playa arrastrando la correa de la que ya nadie tiraba y sentado en la arena miraba fijo al horizonte, como si esperara que los primeros soplos de viento de alta mar le trajeran el rastro de sus cenizas.
Como se clava esa correa de la que nadie tira.
Las mascotas, esos fieles animales que guardan las ausencias como nadie
Muy bueno.
Suerte con él.
Yolanda querida, muchas gracias por comentar. Son mucho más que mascotas. Abrazos y suerte
Me has hecho recordar a todos los perros que he tenido. Muy bueno Manuel, un abrazo.
Lucas gracias por tus palabras, yo también tuve recuerdos, son animales maravillosos, pena de dueños en muchos casos , no en éste que nos atañe que parece lo cuidó bien.Abrazos
Original planteamiento: la tristeza y la nostalgia de un perro y no de un humano. Me gusta.
Bueno en muchos casos son mucho más humanos, si se puede decir eso de un animal que creo que sí. Gracias por comentar.
Como dice el dicho: «Cuanto más conozco a los hombres más quiero a mi perro». Eso sí que es fidelidad. Si es cierto que son los mejores amigos, merecen ser protagonistas de un buen relato como éste.
Un abrazo y suerte, Manuel
Angelote, como siempre gracias por estar ahí y por tu sincera lectura y comentario ahora y siempre. Abrazos enormes.
El vínculo entre los animales y las personas se hace tan fuerte con el tiempo como el de las personas.
Gran relato, Manuel. Mucha suerte.
Alfons os gracias por tus palabras. Sí tú lo has dicho vínculos muy muy fuertes. Un abrazo
Maravillosamente descrita la pena de ese animal que no puede superar la ausencia del amigo perdido
Genial, Manuel.
Un abrazo.
Rafael gracias por tu comentario, sí sí que le cuesta superarlo de momento, hay que esperar que pase el tiempo. Un abrazo!
El llanto, no olvidemos el llanto… Me encanta. Buen título para un libro.
Yo no lo llsmaría «Montesinadas», lo llamaría literatura.
Suerte, anigo, y abrazo fuerte con sonoras palmetadas.
Salva, que generosos eres, sé que tengo enchufe contigo jajajaja pero sinceramente te agradezco tu comentario tan alentador. Un abrazo!!! El libro algo hay pero sin tiempo es imposible.
La conexión que existe con tu perro ( para quien la quiera apreciar ) es tal que no se necesitan palabras, solo las miradas bastan
Hola Eva, agradezco tus palabras y tu lectura, y sí mira por donde quizás me ha faltado describir algo de esa mirada pero en 200 palabras ya hay que ajustar mucho. UN abrazo y me alegra que te guste.
Yo nunca he tenido perro, alguno callejero de los que me hice responsable en la infancia, pero de sobra es sabida la fidelidad de estos bichos que también nos reflejas en tu micro, en el que se aprecia, más bien se sufre, la pena del animal por la ausencia de su amo.
Mucha suerte Monte!!
Abrzsss!!
Gracias Juancho, lo mismo te deseo que te has marcado uno potente. Abrazos y guau guau
Ese llanto no olvidemos el llanto, ese orinar en la puerta de la funeraria invariablemente, esa correa sin nadie que la tire… Buenas imágenes, te hacen sentir la tristeza de este perrete…
Suerte.
Un saludo indio
Mitakuye oyasin
Gracias David, sí son imágenes tristísimas, pero bueno de eso había que contar . Abrazos que vaya todo genial y suerte
El protagonista de tu relato me ha recordado a Hachiko. Esperó a su dueño muerto hasta el fin de sus días. Pero lo has contado tan bien que duele imaginar la espera de su dueño frente al mar, siguiendo el rastro de sus cenizas.
Un micro excelente, Manuel. Muchísima suerte.
Besos apretados.
Muchas gracias Pilar me ha gustado contarlo y parece que eso se ya transmitido, lo escribí desde dentro, cosas que salen así a golpe de pulmón. Abrazos y gracias
Crudo y bello relato, Manuel. Cualquiera que tenga o haya tenido perro sabrá la pureza de sus sentimientos y comprenderá perfectamente la actitud de tu personaje. Pienso que los animales entienden la muerte mejor que nosotros, y nada más doloroso que sufrir una perdida querida cuando se sabe que es definitiva. Enhorabuena y suerte con él. Un abrazo.
Gracias Enrique, me pone mucho que túe digas cosas así, porque eres del grupo de mis preferidos que es Ribes cosas que me gustan mucho. Suerte para ti también. Abrazos