Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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90. El color rosa te va a quedar divino, reina

Cuando su peluquera de toda la vida le anunció que en unos meses se iba a jubilar, se alegró por ella; a base de cortar, teñir y confesar, se habían convertido en amigas. El tamaño de su cintura se había duplicado, al igual que el grosor de sus pantorrillas, y su sonrisa era imperceptible a estas alturas del matrimonio. Pero su peinado siempre había sido el mismo. A Juan no le gustaba que cambiara. Por primera vez pisó la calle sin saber qué rumbo coger. Vio escaparates nuevos, rostros desconocidos, letreros en otros idiomas y olores de otras culturas; antaño también la suya fue una intrusa. Unas risas llamaron su atención, procedían de un pequeño local lleno de mujeres latinas. Rulos, revistas, niños y ruido, mucho ruido. Titubeó un instante frente a la puerta, pero un torbellino de energía la acogió y la sentó frente a un espejo gastado. Aquello no le hubiera gustado a su marido, pero ya no podía opinar. Le había parecido escuchar sirenas, ya no iban a tardar, y el autobús salía en dos horas. Tiempo suficiente para que el tinte subiera y ella, desapareciera.

10 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    Nunca es tarde para abrirse a otras realidades, que no tienen porqué estar vedadas. Un simple detalle, una pequeña transformación, como puede ser cambiar de peinado, con un llamativo color incluido, puede ser la puerta para el principio de una nueva vida, o la apertura a sensaciones que merece la pena probar al menos una vez. No hace falta irse muy lejos para enriquecerse mediante otras culturas, con diferentes costumbres.
    El inmovilismo es contrario a la naturaleza humana, curiosa por definición. De la curiosidad y del compartir en sociedad se nutre la evolución, la prueba es esa sonrisa de tu protagonista, que se había vuelto imperceptible, necesitada de ser renovada.
    Un relato que demuestra que todo puede cambiar en un instante, que no hay que cerrarse a ninguna mudanza cuando todo está en continuo movimiento. Aunque toda regla tiene su excepción y hay cosas tan bien concebidas que no deberían cambiar mucho, como unas buenas croquetas.
    Un abrazo y suerte, Bea

    1. Insisto, creo que escribo con el ánimo de leer siempre tus comentarios. Son en si mismos un relato. Desgranas el mensaje de tal manera que haces sonreír siempre a quien lo ha escrito. Gracias de nuevo, de verdad, y ese toque final, como en un microrrelato, le da una vuelta de tuerca a tu texto. No tengas dudas, cuando nos volvamos a ver, llevaré croquetas de nuevo. Muchas gracias Ángel y suerte a ti también, aún me tengo que poner al día con los relatos y echar un ojo a los vuestros, supongo que ya lo habrás escrito, perdona mi tardanza en pasearme por el rosa.

  2. Pablo Núñez

    Tus historias son aire fresco. Se leen de corrido pues tu escritura fluye como un río caudaloso. La forma de comenzar la historia, con algo tan normal como la jubilación de la peluquera de tu protagonista, seguir con su aturdimiento sin saber adónde ir, después de coger el mismo camino tantos años, y rematarla en esa nueva peluquería, atraída por algo diferente a lo conocido, mientras dejas caer ese potente final como quien no quiere la cosa, está al alcance de muy pocas plumas, pero de la tuya sí. Es un verdadero placer leerlo una y otra vez.
    ¡Bravísimo!

    1. Me alaga tu comentario, querido Pablo, hasta a mí me has hecho releerlo para encontrarle esos matices. Pero lo más importante es saber que os gusta. Creo que es lo que todos hacemos, abrirnos en canal para transmitir una historia, y si gusta, nos sentimos aún más orgullosos. El inicio del relato es una anécdota real, la peluquera de mi madre se jubila, yo iba con ella de bebé, y tengo 42… una jubilación más que merecida. Todo lo demás, ficción, por supuesto jajaja. Suerte a ti también y gracias por leer, entrar y comentar. Besos.

  3. ton pedraz

    Hola, Beatriz.
    Magnífica escritura, cargada de matices y de fuerza en los escasos diez renglones. Lo he leído varias veces y cada vez me ha parecido mejor, y me ha dado mucha envidia (nada sana).
    Enhorabuena, Beatriz. Te deseo mucha suerte.

  4. Al leerlo la segunda vez he caído en lo del marido… aunque en la primera ya me gustó, pero ha sido en la tercera lectura cuando tu relato me ha cautivado por entera.
    Estupendo relato, Beatriz, cosa que no puedo decir de tus maravillosas croquetas de jamón, porque creo que las de boletus (por ponerte un ejemplo ;-)) me irían mucho mejor…. 🙂
    Un besote grande.

    1. Gracias por tu comentario Rosy, que el relato os haya invitado a esa relectura, me encanta 🙂 Gracias de verdad y mucha suerte para ti también, un relato fantástico el tuyo. Abrazos y ya voy a ponerme a hacer la masa, me estáis pidiendo tantas croquetas que no llego, no llego… jajaja

  5. Josep Maria Arnau

    Un hecho aparentemente intrascendente parece que detiene el ir por la vida de la protagonista. Entonces se da permiso para verse desde fuera. Nos muestras muy bien lo que ve y su gran impacto. Por primera vez se abre a lo nuevo, que está allí esperándola, y le gusta. Gran recurso el del titubeo que vence para abrazar una nueva vida.
    Enhorabuena, Bea.
    Un abrazo y mucha suerte.

    1. La verdad es que la rutina nos hace ser menos atrevidos, eso es bien cierto. Aunque esta protagonista abraza esa nueva vida con el pelo de color rosa y con algo más. Las circunstancias que la llevaron a ello es lo que ya queda en vuestras manos. Gracias por comentar Josep Maria. Abrazos.

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