98. La Gallinita Ciega. (Montesinadas)
¿Que por qué hago esto? Me preguntas. Pues porque te quiero, mi amor. Porque es tu cumpleaños y es mi manera de darte una sorpresa. ¿Que por qué te tapo los ojos? Ya sabes que siempre me gustó jugar y no hablo del sexo, que también, pero creo que a ti te atrae más el riesgo. ¿Verdad, amor? No digas nada, deja que la apriete mejor, no vaya a caerse y se rompa la magia. Sé que te pone cachondo que sea una guasona y una incansable bromista, así me conociste y después de tantos años sólo quiero superarme a mí misma. Ve despacio, así, no vayas a tropezar y te lastimes; por nada del mundo deberíamos hacernos daño.
Atento, estamos en el pasillo, se estrecha, no tropieces con las maletas de la chica, la he echado a patadas esta mañana. ¿Que por qué? ¿Tú qué crees?
Con cuidado, vamos a salir a la calle y vas descalzo. Te pincharás con las piedras del jardín, pero no te preocupes, también te he metido las zapatillas de cuadros que tanto te gustan en las cajas. Lo tienes todo bien organizado. Llegó el momento, ya puedes quitarte la venda.
Muy bueno, maestro Montesinos. Nos llevas de la mano, con los ojos vendados, pero nos vas dejando sutiles pistas de todo un episodio de infidelidad y de venganza, pero eso sí, de buen rollo.
Suerte y Feliz 2016.
¡Por fin! Tras repetidos intentos en días sucesivos ha sido posible comentar de forma pública, en esta tarde/noche de cabalgatas, este relato tan simpático y bien llevado, con sorpresa final. Esta mujer si que sabe hacer las cosas a su manera, convertir en jocoso y teñir de cariño algo tan dramático como poner a su santo en la calle como consecuencia de sus andanzas. Te agradezco mucho haber podido conocer en primicia este texto.
Un abrazo y que los RR.MM te dejen muchas sorpresas, aunque nunca, claro está, como la de tu protagonista.