NOV103. EL CAMINANTE, de Nieves Torres Alonso de la Torre
La silueta del caminante se recortó contra el cielo rojizo y a Alma le dio un vuelco el corazón; por fin algo rompía la calma asfixiante del pueblo. El abrigo negro, raído y el sombrero de fieltro le daban a aquel hombre un aire misterioso.
El padre de Alma le sacó un plato de comida y le ofreció el pajar para descansar. Al caer la noche cargó la escopeta y trancó la puerta.
Los despertó, antes del amanecer, el estruendo del pajar al desplomarse envuelto en llamas. No había rastro del cuerpo entre las cenizas, sólo el sombrero calcinado. La falta de restos les confirmó el origen sobrenatural del vagabundo y la leyenda creció al mismo ritmo que la barriga de Alma.
Nueve lunas después, Alma parió un niño con el pelo rojo como el fuego y ya nadie dudó de que el mismo demonio los había visitado.
Alma, al recordar la noche en que le quitó al caminante el cigarrillo de los labios para besarlo, sonrió ante la imagen de sus dedos entre el vello rojizo de aquel pecho.
Poco después, tomó al bebé, lo envolvió contra su regazo y se fue lejos con él.
Un relato lleno de misterio y de sobrenatural, me ha gustado.
Me alegro de que te haya gustado. Lo sobrenatural aquí al final resultó ser de lo más natural, naturaleza en estado puro.
Un abrazo
Excelente, Nieves; llenó de vitalidad y fuego. Una mujer fuegina con una fuerte resolución contra los prejuicios vigentes de toda aldea de campo o de ciudad.
Gracias, Patricia. Me gustan las mujeres fuertes que toman decisiones y ésta es una de ellas. Ese pueblo no era un lugar para ella.
Un abrazo
Un cuento muy bonito, bien contado, lleno de detalles para ver bien la escena. Y con ese toque de misterio que le das al no aparecer el cuerpo.
Un abrazo
Cuando pensé la historia lo hice desaparecer de madrugada, antes de que se levantara el padre de Alma, por si acaso…El cigarrillo que ella quita de sus labios hizo el resto.
Un abrazo
cuento muy visual y bien expresado, me gusto
Gracias, kistila, me alegro.
La semilla del diablo, que germina, para dar lugar a un nuevo ciclo. Me ha gustado tu cuento Nieves. Mucha suerte.
Esa es la explicación que encontró el pueblo, pero me temo que la real es mucho más terrenal. Gracias, Paloma.
Un abrazo
El diablo, a veces, solo está en la mente de las gentes, en sus miedos o ignorancia.
Precioso relato lleno de sentimiento, natural como la propia vida (y muerte).
Me ha gustado mucho, Nieves.
Un beso grande.
Gracias, Petra, así es, el miedo y la ignorancia ha condicionado muchas vidas, sobre todo de mujeres, y no es fácil escapar.
Un abrazo
Precioso texto. Uno empieza a creer realmente en la leyenda del diablo cuando se asoma a los labios una sonrisa al conocer la realidad. Me encanta el nombre de Alma, y me encanta ese final, llevándose a su hijo hacia una nueva vida, lejos, en libertad y sin superstición. Un beso.
Gracias, Mar, me alegro de haber conseguido engañaros un poco. Alma es un nombre precioso, se me vino a la cabeza porque lo leí hace poco en algún blog.
Un abrazo
Releído por dos veces, me gusta el misterio, atrapa. Abrazo.
Gracias, Ramón, por tu comentario, me alegro de haberte atrapado un poco en la historia.
Un abrazo
Toda una gran historia de amores de pajar, los auténticos. Me has hecho sonreír. Hilas bien los dedos entre el vello. Su marcha al final me hace sospechar que sabe dónde encontrar al caminante. Venga, suerte.
Algo debían de tener los pajares cuando cobijaron tan buenas historias de amor…Mi intención no era que fuera a buscarlo, pero es posible y es también un buen final.
Un abrazo y gracias por tu visita
Bonito e imaginativo relato.
Besicos muchos.