Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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36. SÍNDROME DE ESTOCOLMO

La alfombra es tan roja como el lazo que acabas de cortar. Todos aplauden tu discurso. «¿Y esos labios rojos?», me preguntaste ayer. «Ese color no te queda nada bien, ¿no crees? Vas llamando la atención». Tenías razón: el rojo de labios queda muy vulgar; lo mismo que el vestido que pensaba ponerme hoy. «¿Por qué no te pones este otro? Es más discreto y disimula que has engordado un poquito, ¿no te parece?»

Entramos de la mano en el cóctel de inauguración. Todos hablan contigo y yo me quedo a tu lado, sonriendo en silencio. «Mi vida, ya sabes que cuando te pones nerviosa sólo dices tonterías». Un camarero se acerca y cojo un zumo de tomate; me gusta tanto… Pero tú con delicadeza me lo quitas de la mano, lo cambias por una copa de agua y me susurras al oído: «Mejor agua; no querrás mancharte y que todos vean que eres un poco torpe, mi amor». Me aprietas la mano y mi corazón se encoge. No sé qué me pasa últimamente: siento un nudo constante en el pecho y la garganta… Al menos te tengo a mi lado: nadie me cuida mejor que tú.

5 Responses

  1. Jesús Garabato Rodríguez

    Pues me dejas sin palabras. Terrible. Y me da que, por desgracia, no tan inhabitual lo que nos muestras con habilidad, Isabel.

  2. Isabel Torralba

    Hola a los dos: desgraciadamente situaciones parecidas a esta suceden y quienes las sufren tienen que enfrentarse a la dificultad de que la fuente del daño sea tan próxima y a la vez tan sutil y difícil de demostrar. Muchísimas gracias por vuestros comentarios. Me ha hecho mucha ilusión conocer vuestra opinión. No estaba segura de haber conseguido reflejar bien la historia y gracias a vuestros comentarios veo que al menos eso os ha llegado. Besazos y mil gracias ?

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