46. LOS ROJOS
«No salgas a la calle así, con esas greñas, que van a confundirte con un rojo o con algo peor», solía decirme mi tía, solterona desde antes de que yo naciera y temerosa de todo desde el día en que atrancó la puerta de su cuarto, bloqueó su memoria y se puso a esperar la muerte viviendo como propias las desgracias ajenas y augurando miserias como la suya. Abandonada por su prometido al que casi nadie conoció y ni ella misma llegó a disfrutar, gozó para su desgracia de una recia salud reforzada a base de privaciones y de largos sorbos de anís con los que se ayudaba para tragarse las lágrimas cada vez que miraba por la ventana el paredón que había frente a su casa.
«No quieras ser como los de antes de la guerra», me repetía queriéndome asustar o tal vez tratando de contarme su propia historia: Reacia a emigrar junto a su prometido para escapar del hambre y menos favorable aún a que se fuera él solo y no volviera, prefirió acusarlo de rojo para tenerlo siempre cerca.
Hola Juan Manuel tu historia es la historia de muchas mujeres de nuestro pasado más reciente, vidas cortadas por un mal entendido sentido del ser «conmigo dios manda». Menos mal que aquella España quedó atrás y esperemos que definitivamente.
Un abrazo
Ojalá no vuelvan esos tiempos, ni siquiera para inspirar historias.
Gracias por leer.
JM
Una época terrible, madre de muchas privaciones, que sacó lo peor de las personas, como es el caso de tu personaje, egoísta hasta decir basta, capaz de que su pareja sufra cárcel y privación para enmascarar la cobardía de huir con él a una tierra más acogedora.
Una historia diferente y emotiva, de la mano de un personaje singular, pero del todo posible.
Un abrazo, JM. Suerte
Con personajes sacados del recuerdo personal es peligroso hacer ficción…
Un abrazo, amigo.
JM
Jope, con la tía. Sorprendente final, al menos para mi.
Muy bueno
Me alegro porque era la idea.
Un saludo
JM
Juan M. me has hecho recordar a más de una brujita que metía en el puño a todo ser viviente. Conocí a alguna y no sé bien aunque no coincide del todo, pero tu relato me las ha recordado. Las he visto de negro, tras el visillo poniendo de vuelta y media a todo el mundo, y como decía, metiendo en un puño a todo ser viviente.
Me ha encantado tu relato. Felicidade y suerte.
Besicos muchos.
Yo también me he inspirado en personajes del lejano entorno familiar.
Gracias por leer.
Un abrazo
JM
Claro que estamos en otros tiempos, pero tiempos empapados de un pasado difícil de superar y que quedó impreso en el adn de esta España.
Es curioso que a nadie le extrañen historias así.
Un saludo
JM
Un buen relato, Juan Manuel. Has descrito a la perfección el tipo de persona que ni come ni deja comer. Además de acaparadora, malvada. Prefirió acusarlo de rojo y mandarlo al paredón (casualmente lo contempla desde su ventana), con tal de no dejarlo marchar. Lo dicho, me ha encantado.
Un abrazo y suerte.
Muchísimas gracias por tus palabras. Has captado la perversa idea que inspira tanta maldad.
Un saludo
JM