ENTCERRADO 5 … la suerte esquiva …
Seguimos buscando lineas argumentales amplias para que vuestra imaginación nos sorprenda en su desarrollo. En esta ocasión, el inicio con una advertencia abre la posibilidad de que la historia no sea tan estupenda como podría parecer… pero hay margen para que los quiebros de vuestro guión nos lleven a otro lugar… Suerte para todas, o para todos… o mejor no…
Os recordamos las condiciones que debéis cumplir para participar:
El relato no puede sobrepasar las 100 palabras sin incluir en su cuenta el título y la frase de inicio y de final obligatorias.
El periodo para su publicación coincide con el del concurso general, o sea, hasta el próximo 17 DE SEPTIEMBRE, incluido.
Cada autora o autor solo puede presentar un relato en esta propuesta.
El relato debéis publicarlo como “comentario” en esta misma entrada, y una vez hecho no se permitira correcciones ni cambios.
Estas son las frases obligatorias
FRASE DE INICIO
Cuidado con los tréboles de cuatro hojas
FRASE DE CIERRE O FINAL
52. El desahucio
Cuidado con los tréboles de cuatro hojas, el mismo día que Tamara cumplía doce años se encontró con uno y les arrebataron el hogar en el que había nacido y sido tan feliz. No entendía por qué —demasiado joven para comprender las tropelías y desatinos de los mayores—, aún así, antes de abandonarlo, como si una vieja hechicera la hubiera poseído, echó una maldición…
«¡Que el que venga a vivir aquí, nunca sea feliz».
Hoy, cinco años más tarde, su casa es un prostíbulo de explotación de mujeres y solo son felices quienes la visitan. A ellas, la felicidad se les negó. Allí nunca más ocurrió.
53. ÚNICA OPORTUNIDAD
Cuidado con los tréboles de cuatro hojas. Piensas que te darán buena suerte, pero nada pueden hacer si el día que lo encuentras te has levantado con el pie izquierdo, es martes y trece y te has cruzado con un gato negro en tu camino. Todas esas cosas me habían sucedido el día que topé con uno y, a pesar de su poder, su hallazgo no mejoró mi mala fortuna de ese día ni de los siguientes. Desde entonces he soñado con encontrar otro en circunstancias más favorables, pero esas cosas solo pasan una vez en la vida y por más que lo intenté, nunca más ocurrió.
54. SUPERSTICOLOGÍA
Cuidado con los tréboles de cuatro hojas y con las patas de conejo— me advirtió Damián, mi psicólogo—. Destierra por completo esa costumbre de no cambiarte de muda después de un buen día. Pero, sobre todo, por dios, deja de traerme estampitas de santos cada vez que vienes a consulta. Toma, llévatelas todas.
A pesar de mis arraigados temores, decidí seguir firmemente sus consejos. A duras penas iba deshaciéndome de mis amuletos y supersticiones. Pero todo cambió tras enterarme de la repentina muerte de Damián. Le prometí, mirando al cielo, que no volvería a visitar a un psicólogo. Y eso nunca más ocurrió.
55. EN EL PAÍS DE LA FANTASÍA
“Cuidado con los tréboles de cuatro hojas”, previno la oruga a Alicia señalando al suelo con la boquilla de su narguile. “Cuando la Reina de Corazones mandó cambiar las cartas de la baraja, añadiendo una cuarta hoja a los tréboles, se volvieron agresivos. Decían que no les había pagado derechos de imagen. Y siguen en pie de guerra.” Alicia convenció al gato de Cheshire para que interviniera en el asunto. El felino hipnotizó a la reina con su sonrisa y consiguió que devolviera las cartas de tréboles a su silueta habitual. Desde entonces, un cambio en los naipes nunca más ocurrió.
56. ESCARMIENTO
Cuidado con los tréboles de cuatro hojas, por más que digan que traen buena suerte, arruinaron mi vida.
Hubo un tiempo en que los coleccionaba, llegué a tener tres, y un mal día los llevé al casino para que me asegurasen las ganancias. Convencido de su ayuda, aposté todo mi dinero y bienes al 9 rojo, pero lo perdí todo en un fatídico segundo. Me desplumaron, y sólo me permitieron quedarme con los tréboles.
Logré venderlos a un ludópata iluso, y recuperar así lo mínimo para malvivir. Lo de confiar en el azar y volver al casino nunca más ocurrió.
57. Engañifas
Ten cuidado con los tréboles de cuatro hojas que de vez en cuando llaman a tu puerta. Hazlos pasar al salón, permite que explayen sus raíces en el sofá, deja que suelten sus dolencias en las alfombras, pero jamás consientas que pasen casa adentro a decidir tu suerte. Alerta con ellos, que siguen siendo tréboles. Menos mal que un cambio climático los dejó fuera de combate. Un embuste de estas rarezas, nunca más ocurrió.
Caray.Ese Ten, me mató.
58. Atrapada
«Cuidado con los tréboles de cuatro hojas», advirtió la oruga. «¿Son venenosos? », preguntó Alicia. La oruga dio una calada al cigarro negando con la cabeza. «Peor que eso». Alicia se giró para interrogarla. Pero la oruga había desaparecido. Entonces rozó el trébol con la puntera del zapato. Parecía inofensivo. De rodillas, lo tocó con el índice. El trébol abrió los ojos. «Arráncame», suplicó. Alicia lo hizo sin dudarlo. Al trébol, una vez en su mano, empezaron a crecerle hojas enloquecidas. En cinco minutos Alicia era un frondoso árbol. Intentó deshacerse del trébol, pero estaba enraizado en sus dedos. Quiero despertar, gimoteó sin poder respirar. Pero eso nunca más ocurrió.
59. Despierta
Cuidado con los tréboles de cuatro hojas, piensas que existen y son pura fantasía. Te pasas la tarde mirando el césped buscando la suerte entre el verde, pero pierdes el tiempo. Es lo que tengo que oír cada vez que salimos al parque a jugar, pero mi madre no sabe que no persigo tréboles de cuatro hojas, la busco a ella, al hada del jardín.
La encontré una vez revoloteando entre mis pies y quise atraparla, pero se escapó y desde entonces rastreo la pradera, aunque a veces pienso que fue un sueño porque nunca más ocurrió.