100. Los gatos pardos (Jerónimo Hernández de Castro)
En la escuela era único aprendiendo cosas inútiles que aún hoy acuden a su mente de modo inesperado. Nunca olvida la voz trémula de un maestro de escuela, que lo llevó a una lejana isla del Caribe, donde en el siglo XVIII, extrayendo el azúcar de la caña, se obtenía una melaza espesa de color marrón cuya destilación produce la bebida alcohólica por todos conocida.
Ella era una artista con un don especial para los colores. De corazón indómito y ecologista hasta las trancas, se creía una mezcla inmejorable de lo rojo y lo verde, con la fuerza mestiza de los ocres tostados.
Sus caminos confluyeron, de marrón en marrón, hasta el bar donde cada noche naufragan en un mar de ron y Coca-Cola.
Dos almas gemelas, que comparten su afición a la bebida, dos seres a quienes une el destino, en un presente que sobrellevan juntos. Sus posibles diferencias se diluyen al llegar la noche, en la que todos los gatos son pardos y se vuelven iguales.
El milagro de congeniar, un prodigio que no siempre sucede, pero que no es imposible, del que merece la pena escribir una historia, como tú lo has hecho.
Un abrazo y suerte, Jero, campeón.
Muchas gracias Angel por tus comentarios cargados de afecto y sabiduría. Un abrazo enorme