22. Mi mejor amiga
En cuanto apareció la mariposa, abandoné la terraza y volví a la sala de espera. Me dan pavor. Dentro olía a desinfectante. Acerqué el fular de Bego a mi nariz y su inconfundible aroma a frambuesas me tranquilizó. Cuando salió, estaba demacrada. No podía dejarla así. Germán se mostró reacio. Que ella se lo había buscado por liarse con un tío que ya tenía su propia familia. Al final, la instalamos en el cuarto de Claudia. Dudé si sería lo mejor dadas las circunstancias. Pero la niña y ella siempre se han llevado estupendamente.
Una tarde, al entrar en casa, escuché las risas de los tres. Claudia corrió hacia mí con una cajita. “Mira, mamá, me la ha regalado Bego. La primera de mi colección”. Detrás de la tapa de cristal había una mariposa disecada. Grité. O quizás no porque nadie pareció escucharme. La colección siguió aumentando hasta la marcha de Bego. Poco después, viajó Germán a Frankfurt. La noche de su regreso vomité. ¡Dios! Cómo olía a frambuesas.
Hoy le he pedido a Claudia que se lleve las mariposas a casa de su padre. Me ha dicho que no. Que ahora necesitan más espacio para cuando nazca el bebé.
Para fiarse de las amigas y de los maridos. Con la mejor de las intenciones, de forma generosa y con una encomiable caridad, tu protagonista acoge en casa a alguien que necesita ayuda y apoyo, que no solo abusa de su confianza, sino que termina por llevarse a la propia pareja, así como a la hija de tu protagonista, al menos un fin de semana de cada dos. De él no se puede hablar mejor, aunque no se puede negar que es sincero al decir que la amiga se había liado con alguien que tenía su propia familia.
A cambio, solo le ha dejado una colección de mariposas de belleza embustera, porque no dejan de ser cadáveres, tan muertas como la amistad con la amiga y el compromiso con su marido, solo era cuestión de tiempo que se confirmasen.
Un relato en el que cuentas todo sin decirlo expresamente, eso hay que saber hacerlo, con unas mariposas como metáfora de un caballo de Troya envenenado, con situaciones que surgen sin que nadie las busque y tienen una injusta damnificada.
Un abrazo y suerte, María
Gracias, Ángel, por tu comentario. Me encanta leerlos. Siempre aportas algo nuevo.
Un abrazo
Y la historia se repite: ¡¡Bego se lía con otro hombre casado!! Solo que esta vez, él abandona a su mujer para irse con ella, para formar una nueva familia con ella.
¡Menuda amiga!
Y, además tiene que quedarse con la colección de mariposas, que odia. Aveces, pasamos por alto ciertas señales.
Un abrazo, María, y mucha suerte.
Gracias Amparo.
Un abrazo para tí.
Una historia llena de detalles, símbolos y olores. La he disfrutado mucho. Me encanta leerte. Un abrazo.
Me alegro, Elena.Gracias por esas palabras tan lindas.
Un abrazo.
El principal mérito de un escritor es procurar contar una historia sin explicar lo que pasa, para que el lector sea quien realmente capte el mensaje. Por lo que tu trabajo es soberbio y te felicito por tu maestría.
Como en otras ocasiones, vuelves a dejar tu sello personal en lo que escribes.
Creo que no hace falta desearte suerte porque ya la tienes ganada.
Un abrazo.
Mi suerte es recibir un comentario tan bonito como el tuyo. Me ha hecho muchísima ilusión.
Un abrazo, Milagros.
María, qué bien nos lo has contado sin decir nada! Es un relato muy sensorial. Ese olor a fambruesas, que delata la traición, traspasa las palabras y lo envuelve todo.
Te felicito. Mucha suerte!
Besos apretados.
Muchas gracias, Pilar, por tu comentario.
Un abrazo.
Entró en sus vidas como una más de la familia y eclosionó en una amiga desleal y manipuladora. Muy bueno, María. Un abrazo.
Menuda amiga, desde luego. Gracias por tu comentario.
Un abrazo, Salvador.
Me gustaron tus descripciones, son pocas pero muy precisas, la cantidad justa. Cada detalle te hace seguir imaginando como lector que sucede sin una necesidad del paso a paso específico. Muy bueno, saludos.
Ana-Lilliana, muchas gracias por pasarte por aquí. Y por tus palabras.
Un abrazo.
Muy bueno tu relato María. Y muy bien narrado. Me ha recordado a aquella película: La mano que mece la cuna. Mucha suerte.