42. Repertorio de cine -Calamanda Nevado-
Ayer, martes y trece, me levanté con el pie izquierdo y estéril. A última hora se presentó la mujer de Pedro, mi amigo, acatarrada, y nos sentamos a comer trece a la mesa. No dejé de recordar la maldición del Coronavirus y de Marte, Dios de la Guerra romano. Necesitaba relajarme y llegué hasta los pinos chatos. Se me cruzaron unos gatos negros, quizá caminan hacia mí, me dije, y me espera la suerte. Había quedado con María para merendar, no quise desbaratar nuestros planes de boda, pero estaba nervioso. Al acercarle la sal tiré el salero al suelo y se vertió. Cogí un pellizco de la sal derramada y lo arrojé a mi espalda por encima del hombro izquierdo, entonces se rompió la silla. Salimos, quería besarla y le cedí la acera. Pasé por el empedrado sin advertir, en ese momento, que lo hacía debajo de una escalera apoyada a una pared; atravesé la figura geométrica sagrada, el triángulo, el ojo de Dios. Decidimos rodar por la alfombra y fuimos para casa. De camino nos asaltaron pero no llevábamos dinero ni móvil. Cuando llegamos mi herradura de la suerte colgaba en la puerta exterior con las puntas hacia abajo.
Martes y trece, pie izquierdo, gatos negros, pasar por debajo de una escalera… Tu protagonista colecciona un repertorio completo de malos augurios, presagio de futuro mal fario. Pese a todo, su ánimo no decae del todo y al terminar el relato se encuentra junto a la persona a la que quiere, con la que tiene delante un futuro prometedor. Concluye ese día que parecía negro con otro símbolo, el de la suerte y protección simbolizados en una herradura. Parece que, a pesar de las señales oscuras y sus temores, en su futuro hay esperanza.
Las supersticiones conllevan una atención desmedida a supuestas signos que anuncian un futuro incierto. A tu personaje parecen afectarle, pero no se deja vencer y continúa hasta aferrarse a una imagen más positiva, que es lo mismo que abrazar la vida tras superar mil problemas. (Si no lo he interpretado bien, que es posible, no dudes en decirlo).
Un abrazo y suerte, Calamanda
Hola Ángel, como siempre tu talento te lleva hasta la esencia de los relatos y los «destripas» con positividad y acierto. Gracias por tu tiempo y tu generosa atención. Abrazos.
Hola, Calamanda. Te escribo esto a la vez que aferro mi pata de conejo, por lo que pueda pasar. Juego con ventaja, porque recientemente me han obsequiado un trébol de cuatro hojas que guardo como oro en paño. Y sé que en alguna parte hay una herradura, pero desconozco dónde ni hacia dónde apunta. De todos modos, yo sé que todo eso es innecesario, porque en este tu espacio nada malo podría pasar. Imposible, tú no lo permitirías.
Pero qué propuesta tan original!!! Jopé, otra que no baja la guardia!!
Es verdad que, a veces, hay que superar todo tipo de dificultades. Unas las entiendes, y otras… Pero bueno, como dijo alguien una vez, dame un punto de apoyo y construiré un universo. Quedémonos con lo positivo, por pequeñito que sea.
No creo te acuerdes de mí; yo de ti, sí. Pero eso fue hace mucho. Un placer volver a compartir letras contigo. Y un abrazote muy potente!!
Hola Jose Ignacio, qué tal ¿Somos paisanos? No caigo, en este momento, dónde hemos compartido letras; te pido disculpas. Gracias por tu afectuoso y generoso comentario. Eres muy amable. Dime si ya has publicado tu relato y cómo se llama. Que no quiero despistarme. Abrazos
Pobre herradura, siempre pagando el pato de nuestras manías y nuestros descuidos.
Un saludo
JM
Si con todas las señales de mal fario ha sobrevivido, tu protagonista puede desterrar su mala suerte para siempre, ja, ja, ja. Muy original esta colección, Calamanda. Un abrazo.