59 Paisaje de una casa abandonada (Javier Puchades)
La casa está llena de cicatrices. En la habitación de las niñas, sobre la pared, quedan aún sus marcas. María nunca alcanzó la altura de la ventana. No quiso crecer más cuando Marta se marchó por ella. Desde entonces, mi mujer también se fue. Primero del trabajo, luego, poco a poco de la vida. Su silencio permanece acurrucado sobre el desnudo somier de nuestro dormitorio. Y en el comedor, cuando el sol irrumpe al atardecer a través de los agujeros de las persianas, las motas de polvo aún dibujan sobre el suelo la sombra de mi último aliento balanceándose.
Todas las casas guardan secretos, alegrías y tragedias.
Me ha gustado mucho tue propuesta.
Suerte con ellae!
Hola, Yolanda, muchísimas gracias por tus palbras.
Besos.
Javier, bella forma de contar parte de la vida de esa casa; el final fenomenal. Suerte y saludos. Feliz año¡¡¡
Hola, Calamanda, muchas gracias por tus palabras.
Besos.
Un hogar en la que hubo vida, alegría, unión y esperanza, hasta que una niña se despeñó por una ventana y ya nada fue lo mismo. Todo se precipitó en cascada, dejando en esa casa maldita los restos de las diferentes desdichas individuales.
Un relato lleno de fuerza, en el que la desolación ha vencido, tras no poder superar un grave e inesperado infortunio.
Un abrazo y suerte, Javier
Hola, Ángel, muchísimas gracias por tu certero comentario.
Un abrazo enorme.
La casa sufre tanto dolor como los que la habitan. Con gran elegancia y sutileza nos vas desgranando la triste historia familiar que acontece entre sus paredes. A pesar de la tragedia, nos envuelves con la belleza de tus palabras. El final me parece magistral.
Te deseo que tengas muchísima suerte con el relato, Javier. La mereces.
Besos muy apretados.
Pilar, muchísimas gracias por tus acertadas palabras.
Me encanta que te haya gustado el final.
Muchos besos.