77. Flores de interior
Tumbada en su lado de la cama, en la penumbra creada por el neón del hotel al otro lado de la calle, observa la grieta de la pared. Cuando se mudaron, frente a la ventana solo había campo y las flores del papel pintado brillaban bajo el sol.
Gonzalo no le da importancia, todas las casas tienen grietas, dice. Igual que ignoró las flores marchitas cuando construyeron el rascacielos. Ella, sin embargo, con las flores como referencia cada noche calibra su avance. De repente, de la grieta comienza a emanar un airecillo hediondo. En vano, trata de despertar a Gonzalo. Presa del pánico, abre el armario y mete en una maleta mudas descoloridas, faldas anticuadas, blusas de puños rozados, reproches y decepciones. No encuentra los vestidos de fiesta, ni las risas y las caricias. Tampoco busca demasiado.
Huye por el pasillo, pero el aire de la grieta, trocado en huracán furioso, la succiona, y la maleta, cada vez más pesada, dificulta el avance. Incapaz de abrir la puerta de entrada, abandona la maleta para tirar del picaporte con ambas manos hasta entornarla lo justo para, por fin, colarse en la noche de fragantes jazmines, resplandecientes bajo el neón del hotel.
Una muy buena y literaria metáfora de esas grietas que van socavando la convivencia en las «casas» emocionales en las que habitamos.
Me ha gustado. Un abrazo.
Preciosa metáfora de un matrimonio que hace aguas. Mucha suerte, Marián.
Gracias, Manoli y Gloria, por vuestros comentarios! 🙂
Casas en las que surgen grietas, flores que se marchitan, alegría y cariño que no aparecen. Una casa que deja de ser un hogar especial en el momento en el que sus moradores han perdido la magia. Cuando la dulzura se torna en opresión es mejor huir y, tal vez, empezar de nuevo.
Un relato sobre el desamor y de cómo el tiempo puede desgastar un paraíso hasta convertirlo en un infierno, con unas descripciones llenas de fuerza.
Un abrazo Marian. Suerte y que terminéis muy bien el año.
Muy bonito relato de metáforas. Me ha encantado. Suerte, Marian. Feliz año.