85. El navegante (María Rojas)
Indefenso a su suerte, y bramándole el alma, el mulato Candelario, navega aguas abajo.
La espuma desborda su boca, el cuerpo se tambalea en blandura y los ojos amarrados a la ribera se niegan a ahogarse.
Los arbustos lo engarzan a la orilla invitándolo a volver, pero la corriente, terca, lo empuja a su cauce. Una pez, transparente, le advierte que el agua esta helada, que le puede hacer daño, que deje el acoquine y se salga del río.
Él, desobediente, se deja ir entre sones de infancia, hasta donde el cielo pierde la luz.
Lo mismo te deseo, que todo vaya bien y un muy afortunado 2021.
Quizá Candelario tendría una última oportunidad de subsistir un poco más si pusiera los medios, si quisiera hacerlo, si luchase. Pero alguien dijo una vez que cada hombre sabe cuando ha llegado su final y resistirse no conduce a ninguna parte. Es mejor, en ese caso, dejarse ir, rememorar las escenas de la vida hasta regresar a la infancia, fundirse con la luz que le aguarda.
Un abrazo, María. Te deseo la mejor de las navegaciones en el año que comienza.
Gracias, Ángel y lo mejor en el 2021, para un gran comentarista de esta casa.