80. ERUPCIÓN
La primera luz del alba ilumina la caravana y su valioso cargamento de vino emprendiendo el anual viaje a Roma.
• La primera luz del alba ilumina el coche abandonando Roma rumbo al sur.
Desde la terraza de la mansión Livia despide a su marido. Siente detrás la mirada recorriendo su cuerpo desnudo.
En la lejanía, el humo peina la montaña.
Livia se acerca lentamente a la esclava númida, su negra piel brillante húmeda por el deseo.
• Ha llegado al destino. Compra la entrada. Sabe a dónde va.
“Ámame Sfax” le suplica mientras se tumban. Piernas, brazos, bocas y cuerpos se entrelazan en un enjambre de jadeos, suspiros y respiraciones entrecortadas.
• Absorta, contempla las piernas, brazos, bocas y cuerpos entrelazados, fosilizados por la ceniza volcánica.
El estallido es ensordecedor. La tierra tiembla. Llueve fuego y piedras candentes. Impertérritas, dan rienda suelta a la pasión tal y como cada poro de piel les grita.
• Cada poro de su piel le grita la locura de las sábanas de hace tres días. Examinando los cuerpos llama con el teléfono móvil.
El techo incandescente se derrumba sobre ellas.
• Ella descuelga somnolienta. “Te quiero…eternamente” le susurra, observando a sus pies la eternidad del amor.