12. AMORES QUE MATAN (Diego Cano-Lasso Pintos)
Oía hablar con aflicción a mi mujer, delante de otros familiares, de una misteriosa nota supuestamente redactada por mí. Por los comentarios que se cruzaban, no había solución al problema derivado de ella. En mi aturdida mente todo era confusión y curiosidad por el contenido del mensaje que me atribuían.
Solo cuando ella habló a solas con Mario, mi primo segundo, pude atar cabos. Parece ser que el habitual ponche nocturno que ella me preparaba no había sido, en esta ocasión, del todo eficiente para suicidarme y me había dejado en un estado comatoso, que los médicos habían diagnosticado de indefinida e irreversible laxitud corporal vegetativa.
¡Que se jodan! Sin muerto no podrán cobrar el seguro de vida.
En este caso, amor poco, ganas de exterminar con disimulo, sí. Es de esperar y de temer que si lo han intentado una vez lo hagan de nuevo, puede que esta vez con éxito. En todo caso, el que no se conforma es porque no quiere. La satisfacción a este hombre no se la quita nadie, pese al estado en el que ha quedado y a la constatación de las manos en las que está. De un inicial estado de confusión ha pasado a verlo todo muy claro.
Un saludo y suerte, Diego
Amores que casi matan (de momento ;). Dando unas vueltas a la ponzoña añadida al ponche le has dado el giro al relato. Una forma de quitarse obstáculos del medio y, de paso, asegurarse el parné. Yo también creo que la alegría le durará poco si la futura viuda y el primo segundo siguen por ahí. Abrazos y suerte, Diego.