04. TRES JUBILEOS DE EPI
Allá por el año de 1.965, con 13 años, estuve en La Ramallosa en un convento de monjas como campamento de verano.
Comíamos de rancho. Para otras cosas no sé, pero para cocinar, las monjas tenían muy buenas manos.
Escolares en plena adolescencia nos mortificábamos cada noche.
Fuimos de excursión a Santiago y recibimos la» gracia del jubileo» que consistió en una indulgencia plenaria. Se perdonó nuestro pecado.
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En el verano de 1982, el dinero me quemaba en el bolsillo, y ya casado quisimos conseguir el jubileo.
Decidimos ir de Camping. Unos mejor que otros, las noches, ¡qué noches!, eran un jubileo continuo. Se mezclaban los ruidos, los olores…. no se sabía de qué tienda procedía.
Fuimos a Santiago, recibimos el jubileo a medias.
Ya entonces empezamos a comer marisco: sardinas, mejillones, y un día pulpo.
En 2010, estuve con mi mujer (la misma) en un buen Hotel en A Coruña. Tenía un baño enorme sólo para los dos.
Por fin he comido marisco de verdad.
Fuimos a Santiago y entre que no cumplimos las tres condiciones y que, o nuestros pecados son veniales, o son sin querer, o ya no me acuerdo, nos dieron la indulgencia sin más.
LA CATEDRAL DE SANTIAGO DE COMPOSTELA ESTE DOMINGO, 14-11-21. 4º JUBILEO.
EL PÓRTICO, UNA MARAVILLA.
Hola, Epi.
Aun hay quien se empeña en pensar que la felicidad es o puede ser un estado permanete. Es una pretensión legítima querer ser feliz a tiempo completo, pero eso resulta una utopía y cuando uno lo comprende acaba por aceptar que la felicidad se compone de momentos puntuales y que probablemente esos momentos son de una sencillez nada comparable a la que intentan vendernos constantemente. Lo mejor de todo, como creo que refleja tu relato, es poder acudir a los recuerdos de esos instantes y volver a experimentar esa sensación de dicha.
Un cálido abrazo.
Cada vez que creemos haber sido felices, si nos ponemos analizarlo, es fácil que hayamos incurrido en algún tipo de transgresión, no hay más que repasar la lista de los pecados capitales para corroborarlo: lujuria, gula, etc.
Todo lo que se hace en buena compañía, con y por amor, siempre que no se perjudique a nadie, merece todas las indulgencias.
Un ejercicio de memoria y análisis retrospectivo de diferentes etapas de una existencia, momentos puntuales que merecen la pena vivirse y repetirse.
Un abrazo y suerte, Epi
Vaya, vaya. De jubileo en jubileo y como porque me toca. En el fondo, con dos o tres cosillas que nos hacen disfrutar en esta vida, tenemos la felicidad, que no es un estado sino un compendio de momentos felices que rememorar cuando lo necesitamos o, simplemente, cuando surge la oportunidad. Abrazos, Epi.