17. Sorprendente ¿o no?
El día de su jubilación, junto con la protocolaria placa de reconocimiento a toda una vida de servicio a la empresa, recibió como regalo una baraja de cartas. El obsequio que pretendía ser una broma en referencia a su recién estrenada nueva etapa, acompañaba a todas horas al jubilado. Acostumbrado a los retos, no tardó en cambiar el solitario o el cinquillo por los juegos de magia. Elige una carta – asaltaba al primero con el que se cruzaba poniéndole delante el abanico de naipes. Fue tal su obsesión que cuando no estaba practicando nuevos trucos, se entregaba a la lectura de libros acerca de los más importantes magos. Por lo tanto, no debería haber sorprendido que acordado por parte de los hijos su ingreso en una residencia, desapareciera sin dejar rastro. Y con él todos sus ahorros además de enseres personales. Salvo la placa con el logo de la empresa abandonada en la mesilla junto a la foto familiar.
La pregunta del título plantea una duda paralela a si la magia existe o no. La razón hace pensar en la respuesta más racional. Cualquier detective que se precie estimaría como pruebas concluyentes de desapego, borrón y cuenta nueva, la placa de la empresa y la foto de la familia.
No se le puede negar que se marchó con estilo, el que marca también todo el relato, en su planteamiento y redacción.
Un saludo y suerte, Raúl
Una vez mas, muchísimas gracias Ángel por tus palabras.
Normal que decidiera desaparecer si lo querían meter en una residencia. Y bien por llevarse consigo los ahorros de toda una vida de trabajo. La placa de recuerdo para los hijos que seguro que andan maldiciendo el momento en el que le regalaron la baraja de cartas.
Hay regalos que los carga el diablo.
Es que eso de mirar las obras o dar de comer a las palomas en el parque ya no se lleva. Jubilación viene de júbilo y hay que disfrutarla que se lo han merecido.
Claro que sí. Bien por los viajes del Imserso.