40 Culminación (Luisa Hurtado)
Me sobresalté un poco al oír cómo un cuerpo caía por la escalera y la casa quedaba en calma. Cogí a Algodón, mi osito, y salí de la habitación para echar un vistazo. Mamá estaba en el piso de abajo, en una posición rara; sin embargo, tenía que asegurarme, memoricé todo lo que veía y me fui a la cama.
Al día siguiente, Algodón y yo volvimos a la escalera. Después de mirar un buen rato, supe que no se había movido nada y que tenía que llamar al 112, como nos habían enseñado en clase.
Cuando aquellos hombres entraron a golpes en casa, me encontraron junto a mamá y a Algodón, llorando; de repente sentía mucho miedo, temía que las cicatrices y los morados en su piel, que siempre había ocultado a todos, en esta ocasión me delatasen.
Quien parece un niño juicioso, prudente, reflexivo y resuelto, termina desvelándose como un ser despiadado y capaz de lo peor, aunque ya apuntaba maneras el muchacho desde hacía tiempo, pero eso es algo que queda bien enmascarado hasta el final, en una trama en la que las cosas no son lo que parecen.
Un abrazo y suerte, Luisa
Un poco peligroso ese niño, que en cuanto habla de su osito parece tierno y amable. En cambio detrás parece encerrarse un ser despiadado. Muy bueno, Luisa. Un abrazo. Gloria Arcos