29. Final de color rosa
Cuando ella se echó a un lado y él encontró acomodo sobre la balsa improvisada, el cine entero estalló en aplausos. Después de veinticinco años y miles de visionados, el amor verdadero triunfa y el público ve cumplidos sus deseos más íntimos.
Esta vez Rose y Jack son rescatados. La joya no acaba en el fondo del mar, si no en una casa de empeño, y con lo poco que les da el prestamista, se instalan en un ático del Bronx. Jack pinta y pinta sin cesar: Rose de espaldas, Rose tumbada, Rose desnuda… Siempre desnuda. No consigue venderlos —dice—, pero lo cierto es que no se los muestra a nadie. Rose es solo suya.
Ella empieza a cansarse de fregar suelos para poder comer, le pide que se busque un trabajo. Él es un artista, no puede embrutecer sus manos. Ella empieza a guardar unas monedas en una lata que esconde bajo el fregadero. Centavo a centavo, junta lo estipulado para recuperar la joya.
Rose compra una maleta y un billete de tren. Emprende, esta vez sí, el viaje de su vida. Y lo hace sola.
Cuando se encienden las luces, el público abandona la sala en silencio.
Qué hubiera sido de la famosa pareja de haber sobrevivido los dos, una pregunta que más de una persona se puede haber hecho. El final de la película deja con el corazón en un puño. El de la historia que has imaginado rompe inteligentemente los esquemas, pues aunque el cuento casi de hadas también termina mal, la tragedia es otra y la frialdad que los separa adquiere otra naturaleza, gris y muy creíble, en la que el desamor y la desilusión eliminan cualquier brillo.
Un relato que incide en aquello de que el tiempo quita y da razones.
Un abrazo y suerte, Anna
Gracias, Ángel,
es una alegría volver por ENTC y encontrarte como siempre, leyendo y comentando el primero, con esa precisión de bisturí que te caracteriza. Muchas gracias por tu generosidad y por el comentario.
Me ha alegrado mucho también haberte visto este fin de semana en Cantabria.
Un abrazo.
Como consigues darle la vuelta a ese final que en principio podría parecer una historia de color de rosa pero al final las penurias de una vida dura lo convierten en un final amargo. Buen micro, Anna. Un abrazo
Muchas gracias, Gloria,
celebro que te haya gustado, aunque no sea el final rosa que prometía el título.
Feliz de haberte abrazado este fin de semana en El Sendero.
Besoooosss.
Rose emprende el viaje de su vida y mejor sola que mal acompañada. Un final de color Rose. Sin estereotipos ni corsés ni ataduras, tampoco aplausos del público que no esperaba ese giro final «tan feliz», ¿por qué no?
Está genial, Anna.
Abrazo
Estos artistas con demasiadas ínfulas al final necesitan a alguien que le soongan los pies en la tierra, eso sí, entiendo que ella se largué, eso no hay quien lo soporte y siempre puede cogerse otro barco, otro Titanic, besotes Anna, suerte.
Hola, Anna. Este «final rosa» es lo que todos los espectadores imaginamos y hubiésemos querido para Jack y Rose, pero lo cierto es que con él no se hunde sólo el Titanic; también le hunde la película al director James Cameron, y lo que» es peor,saca a flote todo lo el final trágico supo tan bien hundir en el hielo: las diferencias de temperamento y sobre todo, de clase social…
Muy buen micro.
Besos😘😘😇😇
«Cuando el hambre entra por la puerta, el amor sale por la ventana», eso decía una tía mía algo materialista pero con cierta razón je,je…
Sin embargo las personas —algunas— necesitamos escaparnos de la realidad, ir al cine, leer un libro con final feliz. Tu relato/película es más realista aunque, como buena narradora, nos despistes al principio
Jack, idealista, enamorado y obsesionado. Su musa, una chica que se cansó, lista y decidida.
Un buen micro, Anna.
Saludos