58. MATA-HARI
«Este es el camino a las estrellas y para las estrellas» pensó mientras caminaba con paso ligero por la pequeña y escondida callejuela. La escoltaban hileras de farolas desconchadas que apenas emitían un leve halo de luz. Sentía que no había flecha que le pudiera hacer daño ni arquero que lo intentase. Su estrecho traje de polipiel negro, brillante, elástico, apretado hasta el extremo… dejaba intuir el surco de la cicatriz del apéndice extraído. Se hallaba a un sólo paso de triunfar. Así, enfundada en su segunda piel y con los tacones rojos palpitando en el suelo de la discoteca se sintió, por única vez, justiciera inmortal y letal al mismo tiempo. Sabía que la pelea iba a ser dura y descarnada cuando le tocase ir al W.C.
Gracias Juan. Me verás a menudo por aquí, participando y leyendo a mis compañeros
Una persona puede tener los más altos propósitos, caminar firme y con seguridad, pero en algún momento ha de ceder a la servidumbre de las necesidades corporales, detalle que no suele aparecer en narraciones e historias, pero forma parte de nuestra vida y nos condiciona.
Un saludo y suerte, Chus.
Gracias. A veces hay que dar un toque humano, real y fisiológico a los relatos. He intentado generar un poco de humor. Un saludo
Me ha gustado leer y releer este micro tuyo tan novelesco y prosaico a la vez. Enhorabuena!
Nos leemos.
Gracias. Un daludito