27. Su último vuelo o cómo convertirse en leyenda
Sobre la madera percuten los tacones de las jóvenes bonaerenses que abandonan el hall del Monumental. Femmes fatales a lo Verónica Lake. Dos mujeres maduras pasan desapercibidas entre los asistentes al estreno. La rubia —alta, de cabello corto— echa un vistazo a la marquesina donde Clark Gable abraza seductor a la Gardner. Mientras, Grace Kelly los observa despechada. “Lo sabía —habla en español con acento yankee — la rubia tonta tenía que ser la exploradora”. Su compañera aletea la mano y le roza la mejilla: “Pero, Amelia, vos sos la persona más inteligente del mundo”.
Continúan por la Avenida Galicia y entran en el Café Orión. Amelia pide un Malibú Sea Blue. No por su sabor sino por el curaçao azul. Por esa alegoría del Pacífico. Y sus ojos se hunden en las profundidades de la copa. En 1937. Cuando hace dieciocho años perdió al copiloto y a su aeroplano. En aquel océano. “¿Te arrepentís del camino que inventaste?”. “En absoluto — contesta—, la muerte trágica es la única hazaña que perdura”. Atraviesa con el dedo la barrera de coral blanquecina y agita la bebida hasta formar un huracán. Entonces, como un orgasmo, se descarga en ellas una ola gigante.
María, cundo conocí la historia de Amelia Earhart, pensé que ojalá hubiera sobrevivido al accidente aéreo para continuar una vida anónima en cualquier lugar paradisíaco del planeta. Así que me encanta que la hayas ayudado a encontrar su sitio.
Muchas suerte!
A mí me pasó igual que a ti. No podía creer que hubiera acabado en las aguas del Pacífico. Lo de Buenos Aires ya es personal. Siempre he querido viajar allí. Pero…
Un abrazo grande, Rosalía
Una pionera y una leyenda. Más que descubrir caminos, inventó otros nuevos, para la historia de la aviación y como ejemplo de mujer emprendedora y valiente. Sin duda su muerte o desaparición temprana contribuyeron a su fama. Parece una paradoja, pero para que alguien perdure primero ha de morir, solo así se deja un legado imborrable.
Original, muy bien documentado y maravillosamente contado.
Un abrazo y suerte, María
Muchas, muchas gracias, Ángel. Cada vez valoro más lo que haces. Tus bellos comentarios siempre con palabras bonitas para todos. Es un gusto leerte.
Un abrazo,Ángel
Pues he tenido que tirar de google para culturizarme un poco, pero entiendo María que aparte de abrir nuevas rutas como mujer, das la idea de que no murió y siguió otro camino al margen de lo conocido por todos y todas?? Me fue complicado verlo en conjunto sorry por mi cortedad y mi falta de cultura general de la aviación y de las mujeres pioneras. Suerte María
jajajaja. De cortedad nada Manuel y menos tú que las cazas al vuelo. Yo de aviación tampoco tengo ni idea pero de mujeres feministas sí. Y a Amelia la tengo muy estudiada. De todas formas, era consciente de que este relato era muy para mí y que era difícil que se entendiera. Mi error fue dárselo a leer a mi hija, que también la conoce muy bien… Una vez publicado lo leyó mi marido. Ni idea de qué le estaba hablando. Hasta que se acordó de la peli «Amelia», pero tardó, tardó. Y con previa explicación por mi parte. Vamos, que lo normal es que no se entienda.
Un abrazo, compañero
Yo también he tenido que tirar de Google, cosa de lo que me alegro para poder conocer mejor a una de tantas mujeres ya sean científicas, escritoras, pintoras, etc que están ocultas y no son reconocidas aún. Un relato necesario y que yo personalmente te agradezco.
Nos leemos.
Yo te agradezco que lo hayas leído y tu comentario. Nos seguimos leyendo.
Un abrazo.
Me parece una preciosidad de relato. Original, evocador y magníficamente escrito. Enhorabuena y suerte, María, el texto la merece.