47. Cenizo
Atados por parejas, caímos al suelo al grito de «¡fuego!». Lleno de sangre, quedé inmóvil bajo el peso de mi compañero esperando el tiro de gracia. Cerré los ojos, pero el soldado nazi volvió a dispararle a él. Aquella noche conseguí escapar asombrado por lo dichoso que había sido. A lo largo de mi vida, la suerte siempre me ha acompañado: salí ileso cuando cayó la bomba de Hiroshima. Más adelante, unos cuantos nos salvamos del accidente aéreo en los Andes. Durante el gran terremoto de México, no me hice ni un rasguño y, un año después, en Chernóbil, escapé mientras estallaba el reactor. Tras ser el único superviviente en varios accidentes de tráfico, la fortuna siguió a mi lado en el viaje por Indonesia con el tsunami.
Me hago llamar inmortal, ellos me llaman de otro modo.
Empiezo a oler a gas. Estoy a tu espalda.
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Desde luego, le pega más el título que «inmortal». Un micro que nos lleva desde el siglo XX hasta la actualidad, con un inesperado giro final.
Un abrazo y suerte.
Mucha gracias por comentar, Rosalía!
¡¡Me alegro de que te haya gustado el giro final!
Un fuerte abrazo
Puede que no sea inmortal, pero sí inmune a la desdicha. Lo que él no cuenta, porque prefiere no hacerlo, o tal vez lo ignora, es que atrae las calamidades que a los demás sí que les afectan. Leemos su trayectoria como algo ajeno, hasta que llegamos a las dos últimas frases.
Un relato muy bien llevado, con inesperada implicación final del lector.
Un abrazo y suerte, Francisco Javier
Muchísimas gracias, Ángel.
Siempre acertados tus comentarios que no sabemos cómo agradecerte.
Un placer verte en persona el viernes. Te deseo lo mejor en tu presentación.
Un fuerte abrazo
Tan inexplicable es la existencia de un ser que goza de inmortalidad como el hecho de que a un tipo gafe nunca le suceda la desgracia, siempre le roza y termina pasándole al de al lado suyo o, en este caso, al de delante…
¡Fantástico!
Abrazo
Mil gracias, Aurora, me alegro mucho de que te haya gustado el micro.
Esperemos no encontrarnos con el prota.
Un fuerte abrazo
El final es un colofón perfecto. ¡Menudo personaje! Quita, quita…
Muchas gracias por comentar, Rosa.
Sí, mejor no ver rondando a este tipejo.
Un fuerte abrazo
Sería bueno tener su foto para reconocerlo en cuanto se acerca y huir bien lejos.
Me ha gustado el final, que deja claro que su influencia gafe no acaba…
Muchas gracias, Sara. Hay que alejarse como sea.
Un fuerte abrazo