18. Riesgos laborales (Susana Revuelta)
No olvida la primera vez que un espectador, arrellanado en su butaca, se puso a vocear y lanzarle tomates y él, como un profesional, continuó representando imperturbable su papel hasta que por fin terminó la función.
Han pasado los años y cada vez detesta más a ese personaje que interpreta. Sale cada día al escenario con una sonrisa pintarrajeada e inicia su actuación, siempre con la misma frase, «buenos días, mi nombre es Edgar, dígame…». Con tanto texto que tiene que decir enseguida se le seca la garganta, y de aguantar las peroratas de los demás le arden las orejas. A veces, por el cansancio, tropieza con el decorado, cae de bruces ante la primera fila de asientos y se da buenos tortazos.
Es entonces cuando el público se viene arriba, le insulta y abuchea, y él se imagina escondido tras el telón, acurrucado donde nadie le vea; quisiera desaparecer, que se lo tragara la tierra, pero sabe que tiene que aguantar las ocho horas, las facturas no se pagan solas, y a su edad, dónde van a contratarlo. Así que se recompone rápidamente, se coloca bien los auriculares, pulsa la tecla de contestar, resopla y atiende la siguiente queja.
Qué analogía más maravillosa y tan bien hilada. Me ha sorprendido muy gratamente en la primera lectura y una vez releído, ya sabiendo el final, todo tiene un matiz diferente. ¡Felicidades y suerte!
Excelente relato Susana.
Ese paralelismo con el que describes uno de los trabajos menos agradecidos …
Me ha dado miedo reconocerme como un lanzador de tomates;)
Mucha suerte
Susana, nunca se me habría ocurrido esa similitud entre ambos oficios: uno vocacional y lleno de glamour y el otro más bien precario y agotador. Sin embargo, los unes perfectamente en tu micro. Creo que ya nunca volveré a mirar igual a ninguna de las dos profesiones.
Un abrazo y suerte.
No queda más remedio que ganarse la vida y cada uno lo hace como puede, no siempre como quisiera. Tu protagonista desearía cerrar ese telón, hacer otra cosa, o descansar, simplemente, pero ha de seguir al pie del cañón mientras el cuerpo aguante, aun a riesgo de muchas cosas.ñ, humillación incluida.
Un personaje con el que es difícil no sentir empatía.
Un abrazo y suerte, Susana
Hola Susana, todos los trabajos tiene su representación porque te debes a una jerarquía de superioresante los que deberás actuar o en este caso a la exigencia del usuario que agrede al individuo del call center que en cada llamada acaba un acto para s seguir con otro. Un bucle duro. Suerte, saludos
Susana, nos llevas por un camino que parece conducirnos hacia el mundo del espectáculo y de repente nos muestras una realidad completamente diferente, a la que estamos expuestos todos los días. Lo malo es que nos damos cuenta de que detrás del sufrimiento de tu protagonista está cualquiera de nosotros. ¿ Quién no ha dicho alguna vez? No, no me he interesa y ha colgado sin que el trabajador llegase a explicar aquello que tenía que decir o simplemente ha colgado el teléfono?