10. Juani, la peluquera
He recorrido ya medio mundo, y jamás me faltan clientes. Saben que por un mínimo precio tienen corte, lavado y masaje capilar. Ese es el momento culmen para ellos. También para mí. Les pido que cierren los ojos. Que callen, respiren, se olviden de todo. Entonces mis dedos surcan el cuero cabelludo en zigzags, jugando con la presión. Atravieso auroras boreales, diseño eléctricos nudos, y cabalgo sobre estrellas fugaces. El cerebro humano es fascinante. Después me encanta verles marchar, tan despacio, como flotando. Aunque enseguida llega otro, y se sienta. Sería maravilloso poder hacer esto con calma, disfrutando de cada paso.
Pero no puedo detenerme. Como cada día, mañana tendré que cambiar de barrio, de ciudad… Es triste, pero mi misión pronto habrá concluido.
Esta peluquera tan especial produce unos efectos únicos en sus clientes. No alcanzo a entender del todo dónde van a parar tras la sesión capilar, pero aunque sea lo último que les suceda en sus vidas, creo que cualquiera quisiera pasar por la experiencia para alcanzar la paz y la plenitud que nos pasamos la vida buscando y nunca logramos del todo. La misión de Juani puede que no sea tan generosa y altruista como parece, pero ella pone su buena intención.
Un abrazo, suerte y feliz año, Alberto.
Hola Ángel. Me alegro que te apetezca un masaje capilar. A mi también! Al fin y al cabo «ese tipo» de masajes cerebrales los recibimos a diario y de forma, en principio, involuntaria. Así que, por qué no pagar unos euros y dejar que te dibujen un par de auroras, no?
Un abrazo, y feliz año también para ti
Hmmm, a mí también se me ha antojado poner mi cuero cabelludo en manos de la Juani, más aun si voy a realizar semejante viaje estelar. Y luego irme a casa, relajada, sin pensar en que mañana hay que volver a trabajar…
Un abrazo y suerte.
Como dicen los compañeros, ojalá Juani llegue a mi barrio antes de su retiro, ese masaje suena de lo más apetecible! Un saludo y mucha suerte!
Las peluqueras y los peluqueros tienen poderes ocultos entre sus dedos, o cuando usan su navaja o las tijeras, saben que estás a su merced y el cliente se deja llevar. Nada más relajante como tu texto que relaja entre tantas caricias. Suerte Alberto
Hola, Alberto. Me encantó Juani, esta peluquera singular que deja las cabezas de sus clientes tan bellas y livianas como la aurora boreal y las estrellas fugaces…
Entiendo que la kalopsia, en este caso, está en que ella tiene que irse porque, de alguna forma, «se le viene la noche» (o la jubilación, o hasta la muerte), de ahí que no pueda establecerse o quedarse en ningún lugar, y por eso, porque sabe que tiene el tiempo contado, disfruta su tarea todo lo que puede…
No sé si habré interpretado bien, pero sea como fuere, disfruté la lectura de tu micro.
Besos desde la Patagonia Argentina😘😘😇😇